Recurriendo a la química y a la física, y con ayuda de la propia radiación solar que genera calor, es posible disponer de un sistema de refrigeración que no necesite energía eléctrica ni componentes eléctricos.

 

Un equipo que incluye, entre otros, a Peng Wang y Wenbin Wang, ambos de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá (KAUST) en Arabia Saudita, ha creado un sencillo sistema de refrigeración que es capaz de proporcionar frío para la conservación de alimentos a modo de nevera y una temperatura confortable en habitaciones a modo de aire acondicionado, todo ello a bajo coste.

 

El principal uso de este sistema estaría en comunidades sin acceso a la red eléctrica.

 

El sistema, que no tiene componentes eléctricos, aprovecha el potente efecto de enfriamiento que se produce cuando ciertas sales se disuelven en el agua.

 

Después de cada ciclo de refrigeración, el sistema utiliza la energía solar para evaporar el agua y regenerar la sal, que de este modo vuelve a estar lista para su reutilización.

 

La primera fase del ciclo se basa en el hecho de que la disolución de ciertas sales en el agua absorbe energía, lo que enfría rápidamente el agua.

 

Tras comparar una serie de sales, la de nitrato de amonio (NH4NO3) resultó ser la más destacada, con un poder de refrigeración más de cuatro veces superior al de su competidor más cercano, el cloruro de amonio (NH4Cl). El excepcional poder de enfriamiento de la sal de nitrato de amonio puede atribuirse a su alta solubilidad. La solubilidad del NH4NO3 alcanza los 208 gramos por cada 100 gramos de agua, mientras que las otras sales suelen estar por debajo de los 100 gramos. Otra ventaja de esta sal es que es muy barata y ya se utiliza ampliamente como fertilizante.