Para prosperar, la mayoría de los grandes simios necesitan franjas de bosques frondosos en África (bonobos, chimpancés y gorilas) o el sudeste asiático (orangutanes), a excepción de algunos grupos de chimpancés que viven en las sabanas, zonas caracterizadas por un clima con altas temperaturas y con precipitaciones muy estacionales y escasas.

 

Adriana Hernández, profesora Serra Hunter de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona (UB), ha codirigido el trabajo de un equipo internacional de primatólogos que ha revisado las investigaciones existentes sobre el comportamiento y la ecología de los chimpancés en las sabanas para averiguar cómo se adaptan a estas condiciones extremas.

 

Según los investigadores, las condiciones medioambientales de estos lugares provocarían un tipo específico de comportamientos y respuestas fisiológicas en estos chimpancés (como descansar en cuevas o excavar para extraer agua) que no se dan en aquellos de sus congéneres que viven en zonas boscosas, donde no se enfrentan a unas condiciones ambientales tan extremas.

 

«El estudio sobre los chimpancés en la sabana y lo que nosotros llamamos efecto del ambiente de la sabana tiene implicaciones importantes a la hora de reconstruir el comportamiento de los primeros humanos que vivieron en hábitats similares y, por lo tanto, nos ayuda a comprender mejor nuestra propia evolución», explica Adriana Hernández, que ha coliderado este trabajo junto a Stacy Lindshield, de la Universidad Purdue (Estados Unidos).