Durante mucho tiempo, se ha venido creyendo que los neandertales se originaron y prosperaron en el continente europeo. Sin embargo, estudios morfológicos y genéticos recientes han sugerido que pudieron recibir una contribución genética de un grupo no europeo aún desconocido.

En una investigación reciente, en la que han participado dos equipos internacionales independientes, se han descubierto fósiles de Homo arcaico en el yacimiento arqueológico de Nesher Ramla (Israel), cuya datación les otorga una antigüedad de entre 140.000 y 120.000 años.

Los análisis óseos revelan que este grupo del género Homo presenta una combinación distintiva de rasgos neandertales y arcaicos.

El análisis tanto de los fósiles de este yacimiento como de los artefactos asociados apunta a que estos especímenes formaron parte de los últimos supervivientes de una población del Pleistoceno Medio que muy probablemente participó en la evolución del Homo del Pleistoceno Medio en Europa y Asia Oriental.

Este grupo se caracterizaba no solo por una combinación distintiva de rasgos humanos neandertales y arcaicos, sino también por su uso de tecnología que hasta hace poco tiempo se vinculaba a linajes Homo más modernos.

Se supone que los neandertales se originaron y prosperaron en el continente europeo mucho antes de la llegada de los humanos anatómicamente modernos. Sin embargo, la evidencia reciente que sugiere una contribución genética de un grupo no europeo aún desconocido indica una historia larga y dinámica de interacciones entre las poblaciones de homínidos de Eurasia y África.

Los equipos de Israel Hershkovitz (Universidad de Tel Aviv en Israel) y Yossi Zaidner (Universidad Hebrea de Jerusalén en Israel) han obtenido evidencias que ilustran esta complejidad.