Grabar videos desde un dron ofrece muchas e interesantes posibilidades. Sin embargo, controlar al cien por cien su labor es poco factible. A la habilidad para pilotarlo, hay que añadirle la de darle todas las instrucciones necesarias para que utilice la cámara del modo que queramos. Dado que cada vez es más frecuente que los drones vuelen enteramente por su cuenta, sin casi más instrucciones por parte de la persona responsable que la de indicarle el destino, ¿no se le podría indicar al dron qué tipo de video queremos y que él se ocupase de decidir, planificar y ejecutar todas las acciones necesarias para grabarlo?

Unos investigadores del Instituto de Robótica de la Universidad Carnegie Mellon en Estados Unidos, la Universidad de Sao Paulo en Brasil y Facebook Artificial Intelligence Research (FAIR) se propusieron satisfacer ese deseo y han desarrollado un modelo que permite a un dron grabar un vídeo en función de la emoción o la reacción que se pretenda generar en el espectador.

Con este modelo, el dron utiliza los ángulos de la cámara, las velocidades y las trayectorias de vuelo para generar un vídeo que puede ser emocionante o tranquilo, agradable o angustioso, y de muchas maneras más, dependiendo de lo que le encargue la persona.

Pero antes de poder ordenarle por primera vez al dron el equivalente al famoso «¡Luces! ¡Cámara! Acción!» de los directores de cine, los investigadores, entre quienes figura Rogerio Bonatti del citado instituto de la Universidad Carnegie Mellon, necesitaron cientos de vídeos y miles de espectadores para captar datos sobre lo que hace que un vídeo evoque una determinada emoción o sentimiento. Bonatti y sus colegas recopilaron algunos cientos de vídeos, muy diversos en contenido y en técnica. A continuación, unos cuantos miles de espectadores vieron 12 pares de vídeos y les dieron a estos una puntuación basada en cómo les hacían sentir tales vídeos.