Desde 2008, se está llevando a cabo un proyecto que monitorea en aguas costeras argentinas el fitoplancton, conjunto de microalgas que viven errantes o nadando débilmente en las aguas y que pueden ser tóxicas o, por el contrario, inocuas. Los estudios tienen lugar en el litoral de la Provincia de Buenos Aires y buscan, entre otros objetivos, preservar la salud pública.

El fitoplancton es el primer eslabón de la cadena trófica o alimentaria y contribuye de forma directa e  indirecta al sustento de poblaciones de peces y moluscos que se explotan para consumo humano. “El proyecto fue iniciado ante la evidencia de que muchas especies de microalgas toxígenas están presentes en el área costera y tiene por propósito asegurar las condiciones de salubridad de los moluscos y proteger la seguridad alimentaria de los consumidores”, afirmó a la Agencia CyTA-Leloir la doctora Eugenia Sar, investigadora del CONICET y profesora titular en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.

La composición cuali-cuantitativa del fitoplancton se informa cada 15 o 30 días a la Dirección Provincial de Pesca, dependiente del Ministerio de Agroindustria, integrando esta información con la procedente de los bioensayos en ratón realizados en los Laboratorios de la Red SENASA, para detectar toxinas en moluscos colectados al momento de la recolección del fitoplancton.

“Estos informes sirven de base a la autoridad de aplicación para determinar vedas o alertas en el área costera de la provincia”, indicó Sar, quien es miembro de la Sociedad Internacional para la Investigación de Diatomeas, de la Sociedad Argentina de Botánica y de la Asociación Argentina de Ficología.