La ley de Ohm establece que la resistencia de un conductor y el voltaje que se le aplica determinan la cantidad de corriente que fluye a través del conductor. Los electrones en el material (los portadores de carga negativa) se mueven de forma desordenada y en gran medida independiente unos de otros.

 

Sin embargo, cuando los portadores de carga se influyen mutuamente lo suficiente, pueden ocurrir cosas asombrosas.

 

Este es el caso, por ejemplo, en un material, descubierto hace unos años, que está hecho de capas especiales de grafeno. El grafeno es una lámina con un grosor de tan solo 1 átomo en la que los átomos (de carbono) están posicionados de tal manera que conforman una retícula hexagonal, parecida a la de un panal de miel.

 

Si dos capas vecinas de ese material están desalineadas ligeramente una respecto a la otra, los electrones pueden verse influidos de tal manera que interactúen fuertemente entre sí. Como consecuencia, el material puede, por ejemplo, convertirse en superconductor y, por tanto, conducir la corriente sin pérdidas.

 

Ahora, un equipo internacional que incluye, entre otros, a Klaus Ensslin, Thomas Ihn y Peter Rickhaus, del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zúrich (ETH), ha observado un nuevo estado en esa clase de materiales con dos capas dobles de grafeno levemente desalineadas.

 

En ese nuevo estado, los electrones, con carga negativa, y los huecos, con carga positiva, que son los electrones faltantes en el material, se correlacionan de tal modo que el material ya no conduce la corriente eléctrica. La clave está en ajustar el campo eléctrico de tal modo que en las capas la cantidad de electrones sea igual a la cantidad de huecos. Cuando este equilibrio se logra, la resistencia aumenta abruptamente.