Unos astrónomos han descubierto señales inusuales que llegan a la Tierra desde la dirección hacia la que está la zona central de la Vía Láctea.

 

La investigación la ha realizado un equipo internacional que incluye, entre otros, a Ziteng Wang y Tara Murphy, ambos de la Universidad de Sídney en Australia.

 

Todo comenzó en 2020 cuando, observando en dirección al centro de nuestra galaxia, se captó la extraña fuente de ondas de radio, a la que se llamó ASKAP J173608.2-321635, un nombre derivado de sus coordenadas cósmicas y del nombre que tiene el observatorio desde donde fue detectada. Este objeto astronómico llamó de inmediato la atención por sus características únicas. Comenzó siendo invisible, se volvió lo bastante brillante para ser captado, se desvaneció y luego reapareció, además de exhibir otras rarezas. Este comportamiento es del todo inusual.

 

Al principio, Wang y sus colegas pensaron que podría tratarse de un púlsar (un tipo de estrella muerta muy densa que tiene una rotación rapidísima y que emite pulsos de ondas de radio). También se barajó la posibilidad de que fuese una estrella emitiendo erupciones estelares (fulguraciones solares) con una violencia colosal.

 

Sin embargo, se acabó comprobando que las señales de esta nueva fuente no coinciden con lo que cabe esperar de esos tipos de objetos celestes.

 

De hecho, las ondas de radio detectadas no concuerdan con ningún patrón de fuente de radio variable y podrían sugerir la existencia de una clase de objeto estelar hasta ahora desconocida.