Caminas por tu ciudad, tienes un rato libre y decides tomar un café. A un lado de la acera ves una gran cafetería de una famosa cadena comercial, donde hacen cola clientes de varias nacionalidades, edades y capacidades adquisitivas. Al otro lado, un bar de toda la vida con parroquianos fieles, de pocos recursos, y el cartel de «aquí no se fía». ¿En cuál entrarás? De esas elecciones depende la organización de la vida en las ciudades.

 

Hasta ahora, la herramienta utilizada para conocer en qué zonas viven los ricos, los pobres o las clases medias ha sido el censo. “Pero es un sistema limitado porque pasamos la mayor parte del día fuera de nuestro barrio”, comenta a Sinc Esteban Moro, investigador del MIT Media Lab y profesor en el departamento de Matemáticas de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) (España).

 

Moro lidera en la actualidad un proyecto denominado Atlas de la Desigualdad que quiere ir un paso más allá y ver cómo la segregación se extiende a los lugares que visitamos cada día en nuestra ciudad. El mapa se traza a partir de datos de geolocalización de móviles de personas con diferentes ingresos.

 

El proyecto, explica el investigador, “es parte de una iniciativa más amplia para entender el comportamiento humano en las ciudades y cómo problemas a gran escala como el transporte, la vivienda, la segregación o la desigualdad dependen, en parte, de los patrones que emergen de nuestras decisiones u oportunidades”.

 

Es una línea de investigación –dice– “que llevamos desarrollando en el grupo de Human Dynamics del MIT Media Lab y de mi departamento de la UC3M desde hace tiempo”.

 

Aunque está previsto que se extienda hasta una decena de ciudades estadounidenses, el punto de arranque del atlas ha sido el área metropolitana de Boston, que, según el último censo, tiene unos 4,5 millones de habitantes.