Investigadores argentinos han identificado las piezas de un mecanismo molecular cuya regulación podría aumentar la producción de la alfalfa, el principal cultivo forrajero de Argentina y a nivel mundial. El mercado mundial de esta planta, que se usa como alimento para ganado para producción de carne y de leche, abarcó en 2017 una producción de 8,3 millones de toneladas por un valor de más de 2.300 millones de dólares.

“Buscamos desarrollar una tecnología que permita disminuir el gasto que hacen las plantas para competir con sus vecinas y así mejorar los rindes de los cultivos”, indicó el director del avance, el doctor Pablo Cerdán, jefe del Laboratorio de Biología Molecular de Plantas de la Fundación Instituto Leloir (FIL) e investigador independiente del CONICET.

La respuesta de escape al sombreado es una respuesta fisiológica que ocurre cuando las plantas crecen a altas densidades y se sombrean unas a otras. Una medida de autopreservación consiste en crecer en altura para evadir el “bloqueo” y acceder a la luz, vital para su existencia.

Cuando están sometidas a sombras, la mayoría de las plantas alargan sus tallos y peciolos (puntos de unión entre tallos y hojas) y aceleran la floración para dejar descendencia más rápido a través de la producción de semillas, a pesar de las condiciones de luz desventajosas. Es como si ante el panorama de quedar sumergidas en la penumbra, aprovechasen los pocos recursos disponibles para completar de manera veloz su desarrollo.

Según describe la revista “The Plant Journal”, los investigadores de la FIL, del CONICET, y de la empresa de biotecnología agrícola INDEAR (Instituto de Agrobiotecnología de Rosario), integrante del grupo Bioceres, realizaron por primera vez un estudio fisiológico-molecular de la respuesta de escape a sombreado que despliega la planta de alfalfa o Medicago sativa. Y descubrieron que su respuesta de floración es contraria a lo que se suponía hasta ahora.

Con alfalfa ocurre algo completamente diferente a Arabidopsis thaliana (un modelo vegetal de laboratorio que comparte información genética con el maíz, trigo, soja y otros cultivos de importancia alimentaria) en relación a la floración bajo sombreado, reveló el nuevo estudio. “Los resultados nos sorprendieron”, admitió el primer autor del estudio, el doctor Christian Lorenzo, integrante del laboratorio de Cerdán y becario posdoctoral del CONICET. “En condiciones de sombra esta planta no adelanta la floración, sino que, más bien, la retrasa. Hipotetizamos que el retraso le sirve para acumular más reservas antes de la reproducción, que serán vitales para sobrellevar el próximo invierno”.