La carga real de tuberculosis es seguramente mayor a la estimada, según indica un estudio con muestras obtenidas a partir de autopsias, en un hospital de Mozambique. El estudio, liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) (Catalunya, España), centro impulsado por «la Caixa», muestra que técnicas moleculares altamente sensibles son capaces de detectar casos que escapan al diagnóstico clínico e incluso al examen post-mortem tradicional de órganos y tejidos.

 

La tuberculosis (TB) es el agente infeccioso que más muertes causa a nivel global, y la causa más común de muertes asociadas al VIH. En el 2017, hubo 10 millones de nuevos casos y 1,6 millones de muertes por TB, según la OMS. Pero estimar la carga real de mortalidad por TB no es fácil, ya que el diagnóstico clínico o las autopsias verbales no son muy fiables.

 

En el marco del proyecto CaDMIA, que busca validar el uso de autopsias mínimamente invasivas para conocer las causas de muerte y que está dirigido por los Dres. Jaume Ordi, Clara Menéndez y Quique Bassat, el equipo de investigadores liderado por Miguel J. Martínez, investigador de ISGlobal, evaluó la carga real de tuberculosis en un hospital en el sur de Mozambique, una región donde las epidemias de VIH y TB tienen consecuencias devastadoras. El equipo investigador analizó datos clínicos y muestras de 223 autopsias completas practicadas sobre niños, madres y adultos. «Realizamos un detallado estudio histopatológico y microbiológico en las autopsias completas, lo cual representa la manera más fiable de determinar la causa de muerte y por tanto genera información precisa sobre la carga de tuberculosis», comenta Miguel J. Martínez.

 

Los resultados indican que la tuberculosis fue la causa de muerte en 31 de los 223 casos; en 31 casos adicionales se detectaron signos de la enfermedad, aunque no fue la causa de muerte. La gran mayoría de estos casos no fueron correctamente diagnosticados por el médico. En 18 otros casos, se detectó material genético del bacilo M. tuberculosis sin ningún signo clínico o histológico, lo cual podría representar formas muy tempranas de la enfermedad.