Hay parejas sentimentales ya separadas de figuras populares que hasta que no pase un largo tiempo se mantendrán en el imaginario colectivo y tendrán que responder preguntas  cada vez que se toca el tema del amor en las entrevistas.

Entre esos casos de años recientes figuran los de Musicólogo y Ana Carolina, Franklin Mirabal y Dianabell Gómez, Jennifer López y Alex Rodríguez, Gabriel Soto y Geraldine Bazán, Nacho Mendoza e Inger Devera, por solo citar algunos.

Cualquier respuesta que den los protagonistas, que una vez ofrecieron flores, se convierten en fuego atizado por la opinión pública que sigue pendiente.

Tres años después del divorcio entre Mozart la Para y Alexandra Hatcu, el exponente urbano rompió ayer el silencio sobre su separación de la madre de su hija.

En una entrevista en “Alofoke radio show” Mozart reveló que algunas de las cosas que hizo que su anterior relación se destruyera fue por a Alexandra no le gustaba que él invite amigos a su casa, no le cocinaba y se enfocaba en atender al artista y no al hombre.

“Comenzaron las faltas de respeto ya cuando te mencionan a tu mamá, pasaron muchas cosas… Cuando tú llegas a tu casa e invitas a amigos y no son bienvenidos o yo llegaba de cuatro o cinco fiestas en un día y yo tenía que hacerme fritos con salami…”, expresó Mozart.

Según sus explicaciones, Alexandra y él dormían en habitaciones diferentes y al cuestionársele si no sentía que lo atendían como hombre, respondió: “Yo sentía que estaban atendiendo a Mozart la Para y no a Erickson Fernández. Por ejemplo, se enfocaba mucho en los views de YouTube y los “likes” de Instagram, cuántos party tiene, si nos vamos de fin de semana y muchas fotos bonitas”.

El intérprete de “Pa´ gozar” expresó que su relación era superficial y estuvieron tres años fingiendo ser la pareja perfecta para las redes sociales.

Mozart se defendió alegando que lo único que ha hecho “mal” para las personas es divorciarse, pero nunca pensó que las cosas llegarían tan lejos.

Sobre la relación insistió: “Fue un espejismo para el público y un espejismo para mí. O sea, yo me sentía que estaba engañando al público. Yo necesitaba sentirme enamorado y que estén enamorado de mí”.