El marketing político parecería ser una de esas disciplinas que solo tienen razón de ser en momentos específicos, como en una campaña electoral, por ejemplo.

Recordemos que el consultor político dominicano Belarminio Ramirez Morrillo establece que el marketing político es el uso programado de las diversas técnicas de comunicación, publicidad y relaciones públicas, dirigido a conseguir adhesiones para personas y programas políticos, sirviendo para el mantenimiento de la imagen de quien está, o quiere estar en el poder, y también para afectar o dañar la imagen del adversario ante la opinión pública.
El sistema democrático garantiza el libre intercambio de ideas con el gobierno u otros sectores de poder, pero también, con sectores que procuran obtener el poder. Esto da pie a que el marketing político se muestre tal y como és, pero sobre todo, que se conozca la utilización de este y sus dimensiones, mas allá de ser una disciplina que se tiene en cuenta solo a la hora de conseguir votos, conocerla como medio por el cual se garantiza la gobernabilidad y la democracia.
El marketing político podemos dividirlo en tres partes: marketing electoral, marketing de gobierno y marketing de oposición, lógicamente, dividido en tres, cada una de estas técnicas tiene un objetivo distinto, con estrategias distintas para identificar y satisfacer necesidades, como es el objetivo del marketing.
El marketing electoral está relacionado a los procesos de elección popular, nos permite influir en la opinión de los votantes para posicionar al partido o al candidato de manera favorable respecto a sus competidores, también nos ayuda a persuadir al electorado de que su voto debe ser para dicha opción política.
La manera de influir en un electorado es dando respuestas a las necesidades y aspiraciones de estos, las cuales solo se obtienen mediante un diagnóstico fruto de una investigación objetiva, y ésta solo se logra en un sistema democrático donde cada ciudadano tiene la libertad de expresarse sin miedo alguno.
En el marketing de gobierno el objetivo es mantenerse en el poder, el mismo esta muy relacionado a las promesas de campaña y a la organización política. Los planes y programas de un gobierno van orientados a satisfacer necesidades, y en ese sentido, el mismo ayuda a medir y diagnosticar el impacto que tienen las diferentes acciones del gobierno, diagnóstico que le permitirá la toma de decisiones sobre esas acciones.
Finalmente, Luis Fernando Sánchez Murillo dice que «la democracia involucra una competencia entre las diversas fuerzas políticas que se disputan no solo la obtención de los cargos públicos, sino dirección e influencia en la sociedad». El marketing de oposición, entonces, busca informar a la ciudadanía de sobre la fiscalización de irregularidades que comente un gobierno, así como sus actividades para lograr construir un gobierno a futuro.
En tal sentido, podemos afirmar que el marketing político es una disciplina democrática, pues apela a la pluralidad de este sistema de gobierno, y así, brinda a los sectores de poder y a los de vocación de poder las herramientas para obtenerlo.
Por Miguel Otáñez
Asesor en comunicación: especialista en visibilidad y posicionamiento.
Twitter: @MiguelotanezR