Una nueva investigación sugiere que, en tiempos de los dinosaurios, los principales enemigos de los antepasados de los mamíferos actuales no eran los dinosaurios como se ha venido creyendo tradicionalmente.

El equipo que ha realizado el estudio, y que incluye a Elsa Panciroli, de la Universidad de Oxford, y Gemma Benevento, de la de Birmingham, ambas instituciones en el Reino Unido, ha llegado a la conclusión de que no fueron los dinosaurios, sino muy posiblemente otros mamíferos, los principales competidores de los ancestros de los mamíferos modernos antes y después de la extinción masiva de los dinosaurios.

La mayoría de las especies de mamíferos actuales tienen su origen en grupos que se expandieron de forma explosiva hace 66 millones de años, cuando una extinción masiva acabó con todos los dinosaurios no aviares. Tradicionalmente se pensaba que, antes de la extinción, los mamíferos vivían a la sombra de los dinosaurios. Se supone que la presencia de los dinosaurios les impedía ocupar los nichos que ya ocupaban esas bestias, lo que hizo que los mamíferos fueran relativamente pequeños y no estuvieran especializados en términos de dieta y estilo de vida. Por eso, se ha venido dando por hecho que los dinosaurios no aviares eran quienes les impedían prosperar. Y que solo prosperaron cuando la desaparición de los dinosaurios dejó vacantes esos nichos.

En el nuevo estudio se utilizaron métodos estadísticos para analizar el grado de limitación de los distintos grupos de mamíferos en su evolución antes y después de la extinción masiva que acabó con los dinosaurios y con otras formas de vida. Estos métodos estadísticos permitieron al equipo de Panciroli y Benevento identificar el punto en el que la evolución dejó de producir nuevos rasgos y comenzó a producir rasgos que ya habían evolucionado de manera independiente en otros linajes. Esto permitió a los investigadores identificar los «límites» evolutivos impuestos a los distintos grupos de mamíferos, mostrando dónde quedaban excluidos de los distintos nichos por la competencia con otros animales. Los resultados sugieren que no fueron los dinosaurios los que mantuvieron arrinconados durante aquella época a los ancestros de los mamíferos actuales, sino otros mamíferos, concretamente los parientes evolutivos más cercanos de los ancestros de los actuales mamíferos.