Bajo la amenaza del calentamiento global, los terrenos montañosos de todo el mundo corren el riesgo de volverse más peligrosos para las comunidades que los rodean, mientras que su evolución acelerada puede acarrear más riesgos medioambientales para las zonas circundantes.

 

Así lo destaca el profesor Jasper Knight, de la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica, en un estudio que subraya la sensibilidad de las montañas al cambio climático global y muestra cómo los complejos sistemas montañosos responden de formas muy diferentes y a veces inesperadas al cambio climático, y cómo estas respuestas pueden afectar a los terrenos montañosos y a las comunidades que viven en ellas.

 

En todo el mundo, los glaciares de montaña están retrocediendo debido al calentamiento global y esto está alterando los terrenos montañosos, sus ecosistemas y la vida cotidiana de las personas que viven ahí. Sin embargo, estas alteraciones son muy variables. El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) considera que todas las montañas son igualmente sensibles y responden de la misma manera al cambio climático. Knight asevera que este enfoque no es correcto.

 

Knight argumenta que las montañas con nieve y hielo funcionan de forma completamente diferente a las montañas de baja latitud, donde la nieve y el hielo están generalmente ausentes o son muy escasos. Esto determina cómo responden al clima y qué patrones futuros de evolución de terrenos montañosos podemos esperar.

 

La nieve y el hielo de las montañas proporcionan agua a cientos de millones de personas en todo el mundo, pero este suministro de agua está amenazado por los cambios en los patrones climáticos y porque los glaciares de las montañas son cada vez más pequeños. En el futuro, la crisis del agua en las zonas continentales secas de Asia, América del Norte, América del Sur y Europa no hará más que empeorar.