Muchas cuencas que en estudios científicos previos se consideró que eran depresiones dejadas por impactos de asteroides en la superficie marciana hace varios miles de millones de años, ahora se están revelando como calderas volcánicas. Todo apunta a que el Planeta Rojo tuvo un pasado mucho más violento de lo creído.

El equipo de Patrick Whelley, geólogo del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, Estados Unidos, analizó la topografía y la composición mineral de una parte de una región del norte de Marte llamada Arabia Terra. Y ha encontrado pruebas de que, hace unos 4.000 millones de años, esa zona experimentó miles de «supererupciones», las mayores erupciones volcánicas conocidas, a lo largo de un periodo de 500 millones de años.

Cada una de esas supererupciones fue tan potente que liberó una masa enorme de polvo y gases en el aire, bloqueando la luz solar y sometiendo el planeta a un clima global alterado, durante décadas.

Después de expulsar al exterior una cantidad de gas y roca fundida equivalente al contenido de 400 millones de piscinas olímpicas, y de extender un grueso manto de cenizas hasta miles de kilómetros del lugar de la supererupción, un volcán de esta magnitud se derrumba sobre sí mismo en un agujero gigante, que es el que se identifica con la estructura volcánica denominada «caldera». Las calderas, que también existen en la Tierra, pueden medir decenas de kilómetros de extremo a extremo. Las siete calderas de Arabia Terra que han sido estudiadas por el equipo de Whelley fueron confundidas durante mucho tiempo con depresiones dejadas por impactos de asteroides.