Hablar de un producto electrónico durante una conversación privada con un amigo o familiar. Entrar posteriormente en una aplicación móvil y verlo anunciado en la cronología. Este caso, que se ha producido en varias ocasiones, ha hecho saltar todas las alarmas sobre el hecho de que algunas aplicaciones móviles nos escuchan por el micrófono del teléfono con el objetivo de mostrarnos publicidad segmentada. Aunque no hay estudios que verifiquen esta práctica, algunos usuarios ya han empezado a hacer experimentos que lo demuestran.

Carles Garrigues, profesor de Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC) asegura que «los móviles pueden escucharnos por el micrófono, pueden grabar vídeos, hacer capturas de pantalla o utilizar el GPS para saber cosas de nosotros». Si una aplicación móvil quisiera escuchar las conversaciones privadas de sus usuarios con el fin de ofrecerles publicidad personalizada, sería necesario ejecutar un algoritmo de reconocimiento de voz. «Por el micrófono se registraría toda la conversación, que posteriormente podría ser enviada a los servidores de la empresa, y después, gracias a un reconocimiento de voz, podrían identificarse palabras clave y estas ser asociadas a productos o anunciantes concretos.» Ahora bien, Garrigues asegura que se trata de un procedimiento «complejo», ya que, aunque esta práctica sea «técnicamente posible», es «muy arriesgada». «No es difícil ver si una aplicación hace un uso poco normal de la red o el procesador, lo que podría delatar a la empresa que hay detrás», explica.

Sin embargo, Garrigues constata que este fenómeno solo puede tener lugar si «el usuario previamente ha concedido permisos a la aplicación para utilizar el micrófono». Lo mismo defiende el profesor de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC Miquel Peguera, que asegura que «la escucha de conversaciones privadas para la creación de perfiles y para la presentación de publicidad personalizada requiere en todo caso el consentimiento de la persona interesada, que debería tener previamente una información clara y completa sobre este tipo de tratamiento de sus datos». Aun así, Peguera alerta de que siempre sería «un tratamiento de datos personales muy problemático, puesto que las escuchas también captarían la voz de terceros que ni habrían sido informados ni habrían podido otorgar su consentimiento».