Como un fantasma que aparece y desaparece, una supernova, a la que se le ha dado el nombre de “Requiem”, está siendo avistada solo en ocasiones concretas a través de los años, por acción de un fenómeno de la física. De no ser por este fenómeno, resultaría indetectable. La próxima aparición está calculada para el año 2037.

El fenómeno que permite ver con telescopios a la supernova es una lente gravitacional. Y fue predicho por vez primera por Albert Einstein. El fenómeno ejerce un efecto similar al de una lente de aumento convencional, permitiendo ver la imagen de un objeto astronómico distante que de otro modo se vería con una nitidez muy inferior o ni siquiera se captaría.

Una supernova es la explosión final en la que se autodestruye una estrella de gran masa que ha agotado su combustible nuclear. Sin la fuerza de su actividad nuclear que tendía a mantener hinchada a la estrella, esta es incapaz de soportar su propia fuerza de gravedad y el astro se derrumba sobre sí mismo. Eso provoca una explosión que destruye a la estrella como tal, y que va acompañada de un aumento espectacular de brillo que suele durar unos meses. La explosión genera una nube de gas y polvo que se expande hasta difuminarse en el cosmos mucho tiempo después. El núcleo de la estrella se convierte en un cadáver ultradenso cuyo grado de compresión puede hacer de él una estrella de neutrones o, si la densidad es aún mayor, un agujero negro.

Una estrella de neutrones alberga típicamente la masa equivalente a medio millón de Tierras comprimida en una bola de varios kilómetros de diámetro. Bastantes estrellas de neutrones generan ondas de radio, luz visible, rayos-X y rayos gamma.

La intensidad de la fuerza gravitatoria en un agujero negro es muy superior a la del de una estrella de neutrones, hasta el punto de que, a diferencia de lo que ocurre en una estrella de neutrones, ni la luz puede salir de él. Por tanto, el astro no emite ni refleja luz alguna. Toda la que pasa demasiado cerca de él cae a su interior; de ahí el nombre de agujero negro. La misma suerte corre la materia que se aproxima demasiado.

Cuando la fantasmal supernova Requiem aparezca en 2037, no será visible a simple vista; solo algunos telescopios podrán captarla.

La predicción es fruto de los cálculos realizados por el equipo de Steve Rodney, de la Universidad de Carolina del Sur en Estados Unidos.

Esa futura aparición será la cuarta aparición conocida de la misma supernova.

Tres imágenes previas de la supernova fueron encontradas en observaciones archivadas del telescopio espacial Hubble de la NASA, realizadas en 2016.