¿Hasta qué punto la estatura influye en el riesgo de contraer determinadas enfermedades? ¿Hay dolencias a las cuales las personas altas son más propensas que las bajas? Una investigación reciente ha explorado estas cuestiones y encontrado respuestas.

 

La estatura parece ser un factor asociado a múltiples afecciones comunes, que van desde las enfermedades cardíacas hasta el cáncer. Pero la cuestión que nunca ha estado clara es si el hecho de ser alto o bajo es lo que supone un riesgo, o si los factores que afectan a la estatura, como la nutrición y el estatus socioeconómico, son realmente los culpables.

 

En el nuevo estudio, el equipo de Sridharan Raghavan, de la Universidad de Colorado en Estados Unidos, se propuso eliminar estos factores de confusión examinando por separado las conexiones entre diversas enfermedades y la estatura real de una persona, y las conexiones con su estatura prevista en función de su genética. El equipo utilizó datos de un archivo con información genética y sanitaria de más de 200.000 adultos blancos y más de 50.000 adultos de color.

 

Los resultados confirman los hallazgos anteriores de que ser alto está relacionado con un mayor riesgo de fibrilación auricular y venas varicosas, y un menor riesgo de enfermedad coronaria, presión arterial alta y colesterol alto.

 

El estudio también ha permitido descubrir nuevas asociaciones entre una mayor estatura y un mayor riesgo de neuropatía periférica, causada por daños en los nervios de las extremidades, así como de infecciones de la piel y los huesos, como úlceras de las piernas y los pies.