Posiblemente alguna vez haya escuchado hablar sobre los infartos oculares, pero ¿está debidamente informado de qué puede producirlo y cuáles son los síntomas de este evento? Es probable que no.

Por lo general, un infarto ocular sucede cuando un pequeño émbolo se despega de las cavidades cardiacas o la arteria carótida, lo que corresponde a un coágulo que se desprende y se mueve por el torrente sanguíneo.

En el movimiento se puede ocasionar una obstrucción de un vaso de menor diámetro y bloquear el paso de la sangre, provocando una pérdida o baja en la visión.

Este padecimiento es considerado una enfermedad grave, y es que de no ser tratado dentro de las primeras 24 horas después de ocurrido, puede causar pérdida parcial o incluso total de la visión.

Aunque no es muy común, cada vez afecta a más personas sin distinción de edad ni género.

Parte afectada mundiales

En los infartos oculares hay una obstrucción de las venas o arterias que conforman la retina, la cual es una capa de tejido sensible, que tiene como función percibir la luz y enviar las imágenes al cerebro.

Esta se sitúa en la parte posterior del globo ocular y en su centro  contiene la mácula, que provee la capacidad de enfoque central y la agudeza necesaria para ver de manera clara, por lo que todas las enfermedades que afecten este tejido pueden dañar la vista.

Qué hacer ante un infarto ocular

Los principales factores que hacen que se desarrolle un infarto ocular son la hipertensión arterial y la arteriosclerosis.

Las anomalías de coagulación, patologías inflamatorias y la presión intraocular alta también pueden tener gran incidencia en su aparición, ya que las venas son comprimidas gracias a la tensión permanente.

El diagnóstico de esta enfermedad lo hace un oftalmólogo, quien se encarga de determinar correctamente el problema que lo produjo mediante estudios oftalmológicos y cardiovasculares, como aplicar el tratamiento adecuado de acuerdo a la parte afectada y que permita que el paciente se recupere lo más satisfactoriamente posible.

Las causas del infarto ocular de una arteria pueden ser el colesterol elevado y la embolia, mientras que en el caso de infarto de la vena del ojo son el tabaquismo, la diabetes y la hipertensión arterial.