Los organoides, versiones simplificadas de órganos que se obtienen a partir del desarrollo inducido de conjuntos de células, se perfilan como un medio idóneo de experimentación para probar fármacos y analizar a fondo patologías, sin los límites éticos para la experimentación que tiene el uso de órganos vivos de personas o animales. Se espera además que a largo plazo los organoides sean la base para generar órganos humanos completos para trasplantes.

 

En el caso de los organoides de cerebro humano, el hecho de que posean la misma circuitería básica que define a la arquitectura del cerebro humano, los convierte en un valioso vehículo para avanzar en la exploración del cerebro, la inteligencia, la autoconsciencia y los múltiples misterios vinculados a ellas y a otros aspectos de la mente humana.

 

Las enfermedades que afectan al cerebro comprometen la función no solo de las neuronas, sino también la de las células gliales, células cerebrales con funciones tan importantes como las de las neuronas. A fin de poder reproducir mejor estas patologías en organoides de cerebro, el equipo de Robert Krencik, del Instituto de Investigación del Hospital Metodista en Houston, Texas, Estados Unidos, ha diseñado una nueva gama de organoides de este tipo, también conocidos como minicerebros, que contienen no solo neuronas sino también astrocitos (un tipo importante de células gliales).

 

Además, los nuevos minicerebros contienen ambas clases de células en las mismas proporciones relativas con que están presentes en los cerebros humanos normales.