El autocontrol, un buen ejemplo del cual es la capacidad de resistirse a la tentación de escoger una recompensa en favor de una recompensa mejor pero más tardía, es una habilidad vital que sustenta la toma de decisiones y la planificación futura eficaces.

 

Se sabe que el autocontrol está vinculado a la inteligencia en humanos, chimpancés y sepias. Cuanto mayor es la inteligencia, mayor es el autocontrol.

 

Para comprobar el autocontrol de diez pájaros de la especie Garrulus glandarius, el equipo de Alex Schnell, de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, diseñó un experimento inspirado en un test pionero llevado a cabo en 1972, en el que se ofrecía a los niños participantes la posibilidad de elegir entre una golosina inmediatamente o dos del mismo tipo si esperaban un rato.

 

En vez de las golosinas empleadas con esos niños, se ofreció a los pájaros pan, queso y larvas de insecto de un tipo que gusta mucho a esas aves, más incluso que el pan y el queso.

 

Los pájaros tenían que elegir entre el pan o el queso (disponibles inmediatamente) o aguardar a tomar una de esas larvas que podían ver pero a la que solo podían acceder tras un retraso, cuando se levantaba una barrera. ¿Serían capaces de resistirse a la tentación de la gratificación inmediata para obtener una gratificación mayor?

 

En los experimentos, se probó con una amplia gama de tiempos de demora, desde cinco segundos hasta cinco minutos y medio, antes de que la larva estuviera disponible si el pájaro resistía a la tentación de comer el pan o el queso.

 

Todos los pájaros del experimento consiguieron no ceder instantáneamente a la tentación, pero algunos lograron esperar mucho más rato que otros. El que mayor autodominio demostró fue el llamado JayLo, que hizo caso omiso de la recompensa inmediata y esperó cinco minutos y medio a obtener la larva. Los que menos autodominio demostraron tener fueron Dolci y Homer, que solo pudieron esperar un máximo de 20 segundos.