Un estudio publicado hoy en la revista Nature Communications reconstruye la evolución demográfica de las poblaciones de cazadores y recolectores de la Península Ibérica entre 18.000 y 8.000 años atrás. Este periodo cronológico, también conocido como la transición Pleistoceno-Holoceno, se caracteriza por grandes cambios climáticos y transformaciones medioambientales cuyo impacto en las sociedades prehistóricas ha sido objeto de debate durante décadas. La investigación, encabezada por miembros del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) y de la Universidad Rovira i Virgili (URV) de Tarragona revela una gran capacidad de estas poblaciones para el crecimiento demográfico, limitado en ocasiones por los cambios mencionados, sobre todo en momentos de empeoramiento climático.

El trabajo aborda el análisis de la totalidad de dataciones de Carbono 14 de la Península Ibérica para ese periodo, efectuando miles de simulaciones computacionales con el fin de comparar diferentes modelos de crecimiento demográfico.

De este modo se han constatado tres grandes fases demográficas durante este periodo, en la que los niveles de población respondieron de manera distinta a factores climáticos y a procesos endógenos.

 

Así, en la primera fase que se desarrolló al final de la última glaciación, entre hace 16.600 y 12.700 años, la población creció de manera exponencial.

Esta situación contrasta con lo observado en la siguiente fase, entre 12.700 y 10.200 años antes del presente, durante el episodio de empeoramiento climático del Dryas reciente (fase de enfriamiento climático) y el rápido calentamiento global de los inicios del Holoceno. Los niveles demográficos decrecieron de manera significativa durante esta fase para estabilizarse después.

Por último, entre hace 10.200 y 8.000 años la población volvió a crecer de manera rápida para estabilizarse en un nuevo umbral demográfico durante el periodo Mesolítico.