Mientras estudiaban varios genes en ratones, dos grupos de investigadores crearon, sin pretenderlo, roedores con rabos de tamaños extremos. Sus hallazgos ofrecen nuevas claves sobre el desarrollo de los mamíferos y es posible que estén relacionados con el inicio de las metástasis.

Un equipo de científicos en Portugal y otro en Estados Unidos llevaban a cabo estudios relacionados con el gen Lin28, que interviene en la regulación del tamaño corporal y el metabolismo.

El primero, liderado por el investigador gallego Moisés Mallo, del Instituto Gulbenkian de Ciencia en Lisboa, trabajaba sobre el gen Gdf11, que está vinculado con la cola de los animales durante el desarrollo embrionario.

Por su parte, George Daley, investigador de la Escuela de Medicina de Harvard exploraba la vía Lin28 / let-7, que regula el tiempo de desarrollo y que se implica en varios tipos de cáncer.

“Estábamos tratando de hacer modelos de ratones con cáncer relacionados con Lin28, pero nos sorprendió descubrir que tenían colas superlargas, con más vértebras”, dice Daley.