La Gran Mancha Roja es una colosal tormenta que lleva siglos activa en Júpiter. Las enormes nubes rojas de la tormenta giran en sentido contrario al de las agujas del reloj, con velocidades que superan los 650 kilómetros por hora.

Los astrónomos llevan estudiando sistemáticamente a la «reina» de las tormentas de nuestro sistema solar desde la década de 1870. Y esporádicamente, desde mucho antes. La Gran Mancha Roja alberga un afloramiento de material procedente del interior de Júpiter. Vista lateralmente, la tormenta tendría una estructura parecida a la de una tarta de bodas escalonada.

A través de observaciones que abarcan más de un siglo, los astrónomos han observado que su tamaño se está reduciendo y que su forma se está volviendo más circular que ovalada.

El diámetro actual de la Gran Mancha Roja es de 16.000 kilómetros, lo que significa que la Tierra aún podría caber en su interior.

Los vientos en el «carril» más externo de la Gran Mancha Roja se están acelerando. Este descubrimiento solo ha sido posible gracias al telescopio espacial Hubble de la NASA y la ESA, que ha monitorizado el planeta durante más de una década.