Un pequeño arbusto sudamericano que se extiende de manera natural desde México hasta Argentina y que es tan tóxico que se lo conoce popularmente como “matacaballo” o “revientacaballo”, atesora un compuesto que podría ayudar a desarrollar nuevos tratamientos contra ciertos tipos de tumores.

 

Así se ha determinado en un nuevo estudio, liderado por científicos argentinos y publicado en la revista académica Drug Resistance Updates.

 

Con el objetivo de identificar nuevos blancos moleculares para el tratamiento de cánceres con deficiencia en la actividad del gen BRCA2 (como los de ovario, mama y colon) que resisten a la terapia estándar, el grupo comandando por el doctor en Biología Celular Gastón Soria buscó en plantas típicas de la Argentina la presencia de moléculas con la capacidad de convertirse en futuros fármacos. Y no solo encontró un compuesto con alta eficacia en modelos experimentales, sino también la enzima sobre la que actúa para poder frenar el avance de las células tumorales.

 

“Una parte diferencial de nuestra estrategia, desde su concepción, fue utilizar extractos derivados de plantas de nuestro país como fuente de inducción de letalidad sintética”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir Soria, un científico emprendedor que cofundó la empresa OncoPrecision. Y contó que para eso se asociaron con expertos en productos naturales.

 

“Probamos aproximadamente 100 compuestos que se fueron purificando a lo largo de décadas de trabajo de investigación en el laboratorio de las doctoras en Química Viviana Nicotra y Manuela García, del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC)”, señaló Soria.

 

El más prometedor resultó ser la solanocapsina, un alcaloide aislado de Solanum pseudocapsicum, “una planta ornamental muy conocida en nuestro país, no solo por su belleza sino también por su altísima toxicidad”, dijo Soria. En varios países se la conoce como cerezo de Jerusalén, pero en la Argentina el saber popular la bautizó de una manera menos romántica y más explícita: “revientacaballo”. En ese sentido, resulta evidente que  ningún paciente debería consumir la planta de manera directa.