Cada ocho horas. Con el desayuno, la comida y la cena. Estas son dos de las indicaciones más comunes que suelen dar los médicos a los pacientes cuando les prescriben un tratamiento contra una enfermedad, de hecho, los expertos pautan la toma de los fármacos coincidiendo con las comidas para que las personas no se olviden de tomarlos.

Aunque es habitual esta recomendación existe un problema: hay determinados alimentos que interactúan con los fármacos. De hecho, existen diferencias entre acompañarlos con agua, zumo o alguna comida. José Ramón Azanza Perea, director del Servicio de Farmacología de la Clínica Universidad de Navarra, indica que la ingesta de un medicamento coincidiendo con la de alimentos puede influir en el proceso de absorción de los principios activos contenidos en los medicamento y, aunque generalmente los efectos son leves, puede llegar a provocar el aumento o la reducción de los efectos farmacológicos en algunos casos.

Entonces, ¿cómo hay que tomarlos? “En general, los medicamentos se deben tomar con un gran vaso de agua y separados de todo lo demás si queremos tener el mejor efecto”, aclara Elena Alonso Aperte, profesora de Nutrición en la Universidad CEU San Pablo, en Madrid. Sin embargo, toda regla tiene una excepción, en este caso, si tomamos AINES, antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno, el naproxeno o el ciclofenato. “Estos antiinflamatorios son nocivos para la mucosa del estómago por lo que siempre hay que tomarlos con algo de comida”, añade Alonso.

Si seguimos aclarando errores frecuentes, los expertos señalan algunos conceptos que se aplican mal. “Cuando se habla de tomar un medicamento en ayunas, no significa al levantarse sino que debe tomarse al menos una hora antes de comer o dos horas después de terminar de comer”, destaca Marián García, doctora en Farmacia y nutricionista y autora del blog Boticaria García. “Por otro lado, antes de comer debe ser de 20 a 30 minutos antes, con las comidas es durante o inmediatamente después de la toma de alimentos y después de las comidas indica que debe tomarse de 30 a45 minutos después de comer”.

Interacciones más comunes

Aunque los tres recomiendan consultar siempre los prospectos antes de tomar un medicamento. Los expertos destacan algunas de las interacciones más frecuentes:

Alimentos que contienen calcio

Los alimentos que contienen calcio suelen interactuar con determinados fármacos. Es el caso de los fosfonatos que se utilizan para el tratamiento de la osteoporosis, por ejemplo. Estos son grandes fijadores de calcio por lo que no se pueden tomar junto con las comidas los contengan.

Alonso recomienda no tomarlos en el desayuno, ya que casi siempre hay una fuente de calcio en forma de leche. “Hay que espaciarlos e ingerirlos por lo menos una hora antes o dos horas después de las comidas”, añade la experta.

Otra interacción interesante con el calcio se produce con algunos antibióticos como el ciprofloxacino o el norfloxacino. Ambos se utilizan para tratar las infecciones de orina. El problema es que interactúan con el calcio y si se administra a la vez que una comida que lo aporte no se aprovechará ni uno ni otro porque el organismo no los conseguirá absorber.

Vitamina K

García señala uno de uno de los casos más comunes, la interacción de los alimentos ricos en vitamina K con los anticoagulantes. Esta vitamina la contienen alimentos como el brócoli, las coles, los espárragos o el repollo, entre otros.

“El contenido en vitamina K de la dieta puede interferir en la eficacia del medicamento anticoagulante cuyo fin es evitar la trombosis y la embolia”, explica la especialista.

Zumo de pomelo

El zumo de pomelo inhibe el metabolismo de algunos fármacos y eso significa que se multiplica por cinco veces su acción y sus efectos adversos.

Esta interacción, tal y como señala Alonso, es muy importante porque potencia mucho los efectos, tanto de los antihipertensivos, utilizados para controlar el colesterol y con los antibióticos.

La experta señala que aunque no es muy consumido en España, suele formar parte de mezclas de zumos, por lo que muchas veces lo ingerimos sin ser muy conscientes de que está. Además, también es frecuente encontrarlo en los desayunos de los hoteles.

Uno de los aspectos interesantes del zumo de pomelo es que “no sólo hay que evitar el consumo a la vez que el medicamento, también durante todo el tratamiento farmacológico, incluso unos quince días antes hay que evitar el consumo de zumo de pomelo”, aclara Alonso.

También están empezando a salir estudios con la posible interacción del zumo de arándanos, que se utilizan para prevenir la cistitis y estos apuntan a que podría tener el mismo efecto que el zumo de pomelo. Respecto al zumo de naranja, no hay ningún estudio concluyente.

Alimentos con tiramina

Queso, algunas levaduras, determinadas carnes y pescados, la cerveza, las espinacas, los plátanos muy maduros o los frijoles son algunos ejemplos de alimentos que contienen tiramina y que pueden interactuar con determinados fármacos provocando que se potencie la acción de los mismos.

Azanza explica que las aminas (compuestos químicos orgánicos) producen un efecto adrenérgico, y por tanto potencian la tensión arterial y la frecuencia cardiaca. Aunque normalmente se ingiere en muchos alimentos, la presencia de una enzima que se llama monoaminooxidasa bloquea su absorción en el organismo. “La inhibición de la actividad de esta enzima, utilizando fundamentalmente antidepresivos específicos que producen este efecto, tiene como consecuencia la probabilidad de presentarse una crisis hipertensiva. De ahí que se prohíba de forma concreta la ingesta de los alimentos específicos”, explica Azanza.

Omeprazol

A finales de 2013 una investigación publicada en JAMA alertaba de que el uso a largo plazo de los inhibidores de protones, es decir, fármacos como el omeprazol o el pantoprazol, se asociaba a un mayor riesgo de déficit de vitamina B12.

Esta interacción es importante porque el omeprazol es el segundo fármaco más utilizado a nivel mundial y el primero en España, donde se usa mucho como protector de estómago y en las úlceras gástricas.

“La vitamina B12 requiere para su absorción de un medio ácido. Si esa producción del medio ácido está inhibida por un fármaco, también inhibimos la vitamina y por tanto, el uso prolongado durante más de dos años se asocia con un déficit de vitamina B12 y esto a su vez está asociado a anemia, déficit cognitivo y neuropatías”, explica Alonso.

Alcohol

Normalmente no se debe ingerir nunca ningún medicamento con alcohol, aunque Azanza señala que hay algunos que lo contienen como excipiente. “A pesar de ello se recomienda evitar la ingesta de alcohol, no tanto por el riesgo de interacciones, sino porque se supone que un paciente que necesita medicamentos está enfermo y la ingesta de alcohol etílico en poco o nada va a beneficiar su enfermedad”, añade.

El tipo de dieta

La autora de Boticaria García destaca que no sólo los alimentos pueden intervenir en la actuación de los medicamentos: la proporción de los nutrientes de la dieta puede modificar la capacidad de metabolizar los fármacos.

Por ejemplo, las dietas hiperprotéicas pueden aumentar el metabolismo oxidativo y reducir reducen la toxicidad de fármacos (barbitúricos). Además, las dietas hipocalóricas o hipoprotéicas pueden disminuir los procesos de biotransformación, con el resultado de la potenciación de los efectos de medicamentos como cloroquina, teofilina, fenitoína, furosemida, warfarina, barbitúricos o hipoglucemiantes orales.

“Esto puede repercutir gravemente en el paciente. Si, por ejemplo, se potencia el efecto de un hipoglucemiante el paciente puede sufrir un coma hipoglucémico. Si se potencia el efecto de un barbitúrico se podría aumentar su capacidad de sedación y pueden ocasionar fenómenos de inducción enzimática con rifampicina o fenobarbital”, especifica García.

Sal en la dieta

Otra interacción muy importante es con las sales de litio que se utilizan para el tratamiento con trastornos maniacodepresivos y trastorno bipolar.

La profesora de la Universidad CEU San Pablo expone que el litio se elimina por vía renal, pero esta eliminación compite con el sodio, de manera que si tomamos una dieta muy rica en sodio no vamos a eliminar el litio y si es muy pobre en sodio vamos a eliminar muy rápido el litio y no tendrá efecto.

“Esto no significa que los pacientes tengan que eliminar la sal, lo importante es que tomen siempre la misma cantidad”, apostilla.

Vitaminas

Por último, destaca la interacción con algunas vitaminas como el ácido fólico con el metrotexato, por ejemplo, que se utiliza en la artritis reumatoide y en algunos tipos de cáncer y de psoriasis.

El metrotexato interfiere con los folatos y puedo llegar a producir una anemia por déficit de folatos. Esta interacción se produce con todos los anticonvulsionantes.