Las plantas, al igual que los humanos, también pueden sufrir heridas. Estas heridas pueden ser causadas por diversos agentes, como el mal tiempo, los depredadores (herbívoros, insectos) o los humanos (poda, injerto). Representan una apertura de las capas protectoras externas de las plantas, que permiten el acceso a muchos patógenos microbianos que pueden causar enfermedades graves, provocando pérdidas dramáticas de cultivos para los agricultores.

 

Ahora, los equipos liderados por las investigadoras Anna Laromaine en el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC) y Nuria Sánchez Coll en el Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG) (Catalunya, España) han desarrollado un material para evitar la contaminación y acelerar la cicatrización de estas heridas vegetales. Esta solución se basa en el uso de un parche basado en un nanocompuesto hecho de celulosa bacteriana y nanopartículas de plata.

 

La celulosa bacteriana es un material que permite curar heridas de manera muy eficiente. Actualmente se utiliza en medicina gracias a su alta biocompatibilidad. Una ventaja de este biopolímero es que su estructura molecular es similar a la celulosa vegetal, uno de los componentes estructurales principales de las plantas. Además, gracias a su alta capacidad de retención de agua, adquiere una consistencia similar a un hidrogel, aumentando su adhesión a las hojas de la planta. Las propiedades curativas de la celulosa bacteriana ya han sido patentadas con anterioridad.