Hace varios años, la científica planetaria Lynnae Quick comenzó a preguntarse si alguno de los más de 4.000 exoplanetas conocidos, o planetas más allá de nuestro sistema solar, podría parecerse a algunas de las lunas acuáticas que se hallan alrededor de Júpiter y Saturno. Aunque algunas de estas lunas no tienen atmósfera y están cubiertas de hielo, siguen estando entre los principales objetivos de la búsqueda de vida más allá de la Tierra por parte de la NASA. La luna de Saturno, Encélado, y la luna de Júpiter, Europa, que los científicos clasifican como «mundos oceánicos«, son buenos ejemplos.

 

«Se han visto penachos de agua surgiendo como volcanes desde Europa y Encélado, por lo que podemos decir que estos cuerpos tienen océanos subterráneos bajo sus capas de hielo. Además, tienen suficiente energía para impulsar esos penachos, completando los dos requisitos para la vida tal y como la conocemos», dice Quick, científica planetaria de la NASA que se especializa en volcanismo y mundos oceánicos. «Así que si pensamos que estos lugares podrían ser habitables, tal vez versiones más grandes de ellos en otros sistemas planetarios también lo sean».

 

Quick, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, decidió explorar si – hipotéticamente – existen planetas similares a Europa y Encélado en la Vía Láctea. Y, en ese caso, ¿podrían también ser lo suficientemente activos geológicamente como para lanzar penachos a través de sus superficies, los cuales algún día pudieran ser detectados por telescopios?

 

A través de un análisis matemático de varias docenas de exoplanetas, incluyendo planetas en el cercano sistema TRAPPIST-1, Quick y sus colegas aprendieron algo significativo: más de un cuarto de los exoplanetas que estudiaron podrían ser mundos oceánicos, con la mayoría posiblemente albergando océanos bajo capas de hielo superficial, similares a Europa y Encélado. Además, muchos de estos planetas podrían estar liberando incluso más energía que Europa y Encélado.

 

Los científicos podrían algún día ser capaces de demostrar las predicciones de Quick midiendo el calor emitido por un exoplaneta o detectando erupciones volcánicas o criovolcánicas (líquido o vapor en lugar de roca fundida) en las longitudes de onda de la luz emitida por las moléculas en la atmósfera de un planeta. Por ahora, los científicos no pueden ver detalles de la superficie de los exoplanetas. Desgraciadamente, están demasiado lejos y demasiado ahogados por la luz de sus estrellas. Pero considerando la única información disponible – tamaños de exoplanetas, masas y distancias de sus estrellas – los científicos como Quick y sus colegas pueden aprovechar los modelos matemáticos y nuestra comprensión del sistema solar para tratar de imaginar las condiciones que podrían estar dando forma a exoplanetas para convertirse o no en mundos habitables.