«Se divorcio de mí y nunca supe por qué». Esta queja la oigo muy frecuentemente y me preguntan sobre el tema en mis redes sociales. Para comenzar, es muy raro que un hombre pida el divorcio, ellos casi nunca lo hacen. Somos las mujeres quienes nos divorciamos, por lo general. Esto se debe al analfabetismo emocional de los hombres, que se origina en cómo los criamos, además de que la sociedad les exige que sean las «tres p». O sea, «protector, proveedor y preñador», algo totalmente desfasado para la época en que vivimos. La sociedad también les pide ser fuertes, no llorar, tener dinero, ser machista y un largo y equivocado etcétera.

 

Usted tiene derecho a saber lo que lo llevó a un divorcio, es parte importante de su vida. Además, es un proceso que comenzó y usted no se dio cuenta o sufría de amnesia, ceguera y sordera selectiva. Sencillamente, cuando «no estamos listos para hacer frente a algo doloroso», nuestra mente se ocupa de esconderlo. Cree que así lo protege, hasta que esté listo para hacerle frente. Hay gente que nunca está lista —ni lo estará— por sus experiencias negativas en la infancia, su miedo al abandono o a la soledad, entre muchas otras causas.

 

Para poder cerrar la relación, debe saber qué pasó y por qué. El punto grave es que, si no lo sabe y además no lo entiende, se queda congelada, afectando a sus hijos y a sí misma. Los círculos hay que cerrarlos. De no superar, entender e interiorizar esto, lo seguirá repitiendo una y otra vez en sus próximas elecciones y relaciones de pareja.

 

No elegimos a la pareja que deseamos, sino a la que necesitamos para superar lo no resuelto en la niñez. O sea, elegimos pareja de acuerdo a los «asuntos no resueltos» de nuestra infancia. Si usted no averigua por qué elige personas como esas, si no entiende qué hizo mal, seguirá repitiéndolo y sirviéndole de modelo a sus hijos, quienes copiarán su conducta. Eso se llama reciclar la conducta.

 

No existe nada más difícil y complicado en la vida que las relaciones. Son muy frágiles, tanto como una bomba de jabón. A las relaciones llevamos nuestros conflictos, nuestra «mochila emocional», lo que las hace más complicadas. No es algo sobre lo que la gente tiene consciencia. No. Todo esto pasa en nuestro inconsciente, no lo sabemos, pero nos empuja a actuar. Y no entendemos por qué, pero un buen terapeuta nos ayuda a descubrirlo.

 

Hay personas irresponsables. Todo ser humano tiene derecho a discutir este tipo de situaciones, a saber por qué su matrimonio fracasó, precisamente para trabajarlo y no volver a repetirlo. Debe buscar ayuda para salir de esa arena movediza emocional, o se quedará congelada. Toda su vida se verá afectada, en el futuro, por lo que no resolvió a tiempo. Se puede superar, busque ayuda.

 

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