Unos astrónomos han descubierto un exoplaneta (planeta de fuera de nuestro sistema solar) de tamaño similar al de la Tierra y que, al parecer, está cubierto en buena parte por volcanes. El planeta, llamado LP 791-18 d, podría sufrir erupciones volcánicas con tanta frecuencia como Io, una luna de Júpiter, la cual es el cuerpo más activo volcánicamente de nuestro sistema solar.

 

Estos astrónomos, encabezados por Merrin Peterson y Björn Benneke, de la Universidad de Montreal en Canadá, encontraron y estudiaron el planeta utilizando datos del satélite TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite) de la NASA y del ya retirado telescopio espacial Spitzer, así como de un conjunto de observatorios astronómicos terrestres.

 

La cantidad de actividad volcánica que hay por todo el planeta posiblemente emite gas suficiente como para que el astro tenga y conserve una atmósfera.

 

Debido a la cercanía a su estrella, la rotación de LP 791-18 d se ha sincronizado con su traslación, lo que significa que un mismo lado del planeta está constantemente orientado hacia su estrella, mientras que en el otro lado reina una noche perpetua. El lado diurno probablemente está demasiado caliente para que exista agua líquida en la superficie. Pero en la cara nocturna es posible que el vapor de agua se condense. Esto último, junto con la posible existencia de una atmósfera, hace que la cara nocturna pueda potencialmente poseer las condiciones necesarias para la vida.

 

A la potencial habitabilidad de una región del planeta también contribuye el vulcanismo. Aunque este es una actividad geológica violenta, capaz de matar seres vivos, también tiene la capacidad de transportar a la superficie materiales que, de otro modo, permanecerían inaccesibles en el subsuelo profundo. Algunos de estos materiales son ingredientes esenciales para la vida. Esto significa que el medio químico en algunas partes de la superficie de LP 791-18 d puede ser lo bastante rico como para poder haber favorecido el desarrollo de una química prebiótica.