Dos días después del balotaje presidencial en Perú, el izquierdista Pedro Castillo superaba el martes a la derechista Keiko Fujimori por una mínima diferencia en una elección que mantiene en vilo al país en medio de críticas a Fujimori por sugerir fraude sin presentar pruebas concretas.

Según los conteos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), con el 97% de las boletas revisadas Castillo sumaba 50,2% y Fujimori 49,7%, una diferencia de 69,623 votos.

Las autoridades seguían recibiendo votos, la mayoría del exterior pero también de las zonas más remotas del país que surcan ríos o salen en mulas de aldeas sin carreteras.

Pese a que las misiones electorales no han denunciado ningún tipo de irregularidades, la víspera Fujimori dijo en una conferencia que halló “indicios de fraude… que para nosotros es considerado inaceptable” e indicó, sin presentar pruebas concretas, que hubo “una serie de irregularidades” cometidas por personal de su rival.

Castillo pidió la noche del lunes a cientos de sus seguidores mantener la “cordura”, pero añadió que será el primero en vigilar que se respete la “voluntad del pueblo peruano” en las urnas.

El martes el expresidente boliviano Evo Morales, que apoya a Castillo, criticó a Fujimori. Morales publicó en su cuenta de Twitter que “Trump en EEUU, (Carlos) Mesa en Bolivia y (Keiko) Fujimori en Perú repiten la misma mentira y desconocen el voto del pueblo. Que se respete el resultado”.

Morales añadió que esa actitud es “el mismo discurso de la derecha racista, fascista y golpista: denuncia ‘fraude’ sin pruebas y atenta contra la democracia que dice defender”.

Rubén Ramírez, excanciller de Paraguay y jefe de la misión electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Perú, felicitó al país por la organización de los comicios en medio de la pandemia y la polarización política y pidió que “las eventuales inconformidades se diriman por las vías legales a su alcance”.

El mapa de los votos en Perú mostraba un país dividido. Castillo dominó de forma abrumadora en las empobrecidas zonas rurales de los Andes y gran parte de la Amazonía. Por su parte, Fujimori fue la candidata de la élite empresarial, la capital y otras ciudades de la costa del Pacífico.

En el distrito más pobre del país, Uchuraccay, Castillo sumó 87% de los votos, mientras que en el más rico, San Isidro, Fujimori obtuvo 88%.

Las ciudades golpeadas por el terrorismo de Sendero Luminoso en la guerra interna de 1980 a 2000, que dejó 70,000 muertos, votaron por Castillo. Fue un resultado adverso para Fujimori quien durante la campaña acusó al profesor de tener nexos con el grupo criminal sin presentar pruebas.

Las zonas donde las mineras de capitales internacionales buscan expandir proyectos extractivos también votaron casi en su totalidad por el izquierdista.

Tras concluir los comicios el domingo la televisora América reveló un conteo rápido de la firma Ipsos Perú que arrojó un empate técnico entre Castillo (50,2%) y Fujimori (49,8%) con un margen de error de un punto porcentual.

El ganador de los comicios recibirá el poder del presidente interino Francisco Sagasti y gobernará por cinco años a partir del 28 de julio.