Todo comenzó en 2019 con un proyecto de electrificación que dotó de paneles solares las viviendas de Sabana Yegua Viejo, una comunidad muy pobre del municipio Padre Las Casas (Azua). 

La iniciativa de Nature Power Foundation (NPF), institución sin fines de lucro fundada en 2017, convirtió este noble gesto en el punto de partida de un megaproyecto que está transformando el lugar en un modelo de comunidad sostenible.  ¿Cómo lo lograron? 

De ello hablan Laura Rojas, directora ejecutiva de Nature Power; y Betsaida Santana, gerente de Programas de Hábitat para la Humanidad República Dominicana, en el Encuentro con L2 de Listín Diario. 

Rojas explica que la ONG surgió como “una innovación social que busca respuestas a muchísimas necesidades que todavía enfrentan nuestras comunidades”.
Compuesta por un pequeño grupo de jóvenes profesionales vinculados a la acción social, se enfoca en tres ejes:  acceso al agua, acceso a la energía y  fomento de emprendimientos sostenibles.

“Buscamos cómo ayudar a estas personas a generar ingresos para mejorar sus vidas. Es la misión de nosotros, mejorar la calidad de vida de estas comunidades en condición de pobreza y vulnerabilidad a través del acceso a servicios básicos utilizando innovación”.
Como innovación, apunta, se refiere al fomento de soluciones e intervenciones alternativas pero siempre teniendo como eje transversal la protección del medio ambiente. 

Y así llegaron, dice Rojas, a esta “comunidad bellísima, pequeña, de 50 familias”, para llevarle energía con paneles solares a cada vivienda, gracias a una donación de la embajada de Alemania.

Ubicada al sur de la presa de Sabana Yegua, a menos de mil metros del embalse y a unos 20 minutos en vehículo del centro del municipio cabecera, hasta la llegada de Nature Power la comunidad se alumbraba con cuaba y lámparas de gas y no contaba con agua potable.  

En alianza con la Fundación de Desarrollo de Azua, San Juan y Elías Piña (Fundasep), que preside el obispo monseñor José Dolores Grullón, acompañaron a la comunidad en la formación de comités comunitarios y pronto la organización social comenzó a dar frutos. 

¿Qué buscaban? “Que la gente confiara en que sí es capaz, hacerles ver que aunque yo sea pobre económicamente sí puedo aportar algo dentro de mis posibilidades para cambiar mi realidad”, comenta la ingeniera industrial. Y asegura que se encontraron con una comunidad tan capaz, tan empoderada y deseosa de salir adelante que se sentaron con sus habitantes  y juntos elaboraron diagnósticos sobre su realidad.

“Ellos los manejan como problemas, pero decidimos trabajarlos como desafíos. ¿Y cómo vamos a resolver estos desafíos? Trabajando esos diagnósticos y buscando soluciones, dando pasos desde sus posibilidades acompañados por la fundación”. 

Entonces Nature Power se propuso hacer de Sabana Yegua Viejo un  modelo de comunidad sostenible que fuera ejemplo en República Dominicana de desarrollo integral. Decidieron llamar al proyecto Nature Village y trabajar con aliados. 

Los paneles solares individuales dieron paso a la primera microcentral solar rural, una generadora de energía capaz de electrificar toda la comunidad. La construcción de un acueducto les dotó de agua potable, iniciaron un proyecto de producción de tilapias rojas para generar ingresos  y una alianza con el Laboratorio de Innovación del Grupo BID les proveerá de un moderno sistema de monitoreo y generación de información.

“Hay muchas instituciones que trabajan proyectos puntuales: una escuela, un acueducto, pero al final dices ‘mi único desafío no es tener agua o energía, es que tengo muchos desafíos y si no genero ingresos para mejorar me voy de ahí’”, expresa Rojas. 

LA EXPERIENCIA DE HÁBITAT DOMINICANA

Para el mejoramiento de las viviendas, la fundación asumió que no era su área de manejo y firmaron un acuerdo de cooperación con Hábitat de la Humanidad, institución sin fines de lucro presente en el país desde 1986 cuya misión es que todas las personas tengan un lugar digno para vivir. 

“Seguimos siempre innovando y desde hace un par de años, de cara a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la nueva agenda urbana, estamos buscando nuevos modelos de vivienda que reduzcan los costos, que sean más amigables con el medio ambiente y que den calidad de vida a las familias”, explica la arquitecta Betsaida Santana. 

Sostiene que a Hábitat Dominicana le pareció muy valioso el trabajo de Nature Power, principalmente el acceso a la energía limpia, y aceptaron el llamado de colaboración  para implementar en Sabana Yegua Viejo el modelo de casas con material reciclado de plástico que ya habían experimentado en Samaná.

Las obras comenzaron este año. Actualmente han intervenido 19  (11 ya están listas) de las 50 viviendas. 

Como siempre, el compromiso de la comunidad es clave en el éxito de los proyectos de Hábitat, comenta Santana.
“Siempre hay un proceso participativo de la comunidad porque la comunidad, como decía Laura, tiene que empoderarse. Nosotros usamos la vivienda como un medio para que la comunidad se desarrolle porque la vivienda al final  impacta en la salud, en la educación y en el desarrollo familiar”. 

Para que la localidad se involucre en esos procesos constructivos se contrata y se entrena mano de obra del mismo lugar y se hacen alianzas con el gobierno local.
Se busca, además, que “la familia tenga cierta seguridad de tenencia de su tierra, que esté en un lugar seguro”.

“Y nos encontramos actualmente en eso –comparte-. Es un proyecto superinnovador que lo queremos presentar en el próximo Foro Regional de Viviendas y Asentamientos Humanos que se va a realizar en mayo”.

En Nature Village se están usando bloques de plástico reciclado tipo tablas de madera. El material tiene una duración de 500 años. Las casas miden 38 y 45 metros cuadrados y se utilizan, en promedio, alrededor de 6 mil libras de plástico por vivienda. 

GENERACIÓN DE INGRESOS

El proyecto de producción de tilapias rojas en estanques para la venta contó con el apoyo de la Embajada de Canadá, el Ministerio de Agricultura y Codopesca.  
Es un producto muy demandado porque el 80 por ciento de las tilapias que se consume en República Dominicana son importadas, explica Rojas.

“Pensamos que a mediano plazo este proyecto estará produciendo para la comunidad un promedio de cuatro a cinco millones de pesos cada cuatro meses y medio”. 
Estos ingresos les permitirán mantener las infraestructuras “porque la idea es que todo se mantenga por la comunidad, que el Estado les pueda brindar asistencia pero no depender del Estado para tener sus servicios básicos como agua, energía y generación de ingresos; que  ellos puedan mantener su poblado ellos solos”.


DE INTERÉS

Terminación. El proyecto marcha en un 50 por ciento. Se espera que esté listo para finales de 2021.
Compromiso. La comunidad realiza pequeños aportes mensuales para garantizar la sostenibilidad de los proyectos. “Nuestro interés, una vez probemos este, es poder seguir replicando modelos integrales”, dice Rojas. 

¿Desea ayudar? Ambas instituciones se sostienen de donaciones nacionales e internacionales. “Son familias muy necesitadas, pero también muy comprometidas. Hacemos un llamado al Gobierno, a las personas y a las empresas que quisieran colaborar a que estamos aquí, que sus fondos van a ser muy bien utilizados para familias que realmente los necesitan y en un proyecto que además es modelo en el país”, dice Santana. 

Energía.  La Unidad de Electrificación Rural y Sub-Urbana (UERS) del Estado se encargará de la red de distribución.

Innovación. Lab BID aportará la parte de telemedición. La comunidad va a estar sensorizada (una empresa telecomunicaciones proveerá de wifi a la comunidad) y desde la ciudad se podrá saber cuánto está generando el campo solar, cuánto consume cada familia, el registro y pago del agua y cómo esto influye en los indicadores sociales y económicos de la comunidad. 
“Queremos que este modelo que va a producir información en tiempo real pueda servir al Gobierno, a la cooperación internacional, a donantes y a empresas para toma de decisiones y que se pueda replicar en otras comunidades”.

Raquel Cueto, asesora de alianzas y comunicaciones de Nature Power Foundation: “Vemos el trabajo que hacemos como un muro de contención para que la gente en las comunidades entiendan que pueden desarrollar su espacio, su entorno; hacer vida en su entorno y hacerlo sostenible”.