Steven J. Hayes, quien cumple seis cadenas perpetuas por una masacre familiar en Connecticut, está recibiendo terapia hormonal en prisión como parte de una transición de género.

El recluso discutió su plan de cambio de sexo durante una serie de entrevistas telefónicas recientes con Joe Tomaso para el podcast “15 Minutes With…”, informó The New York Times.

Hayes, de 56 años, se encuentra en la prisión estatal Greene en Waynesburg, Pensilvania, después de ser transferido en 2016 como parte de un acuerdo interestatal.

Cumple seis cadenas perpetuas por los asesinatos de Jennifer Hawke-Petit (48) y sus dos hijas, Michaela (11) y Hayley (17), cometidos el 23 de julio de 2007.

“Hay muchos problemas con (mi) presentación como mujer”, dijo Hayes en el podcast. “Mucha gente lo acepta, pero en esta instalación, hay muchos racistas y fanáticos en el personal y no están contentos con eso. Hay dos de nosotros aquí que somos femeninas”.

Hayes todavía usaba el nombre Steven en el podcast, y no dijo cómo prefería ser llamado.

Afirmó tener un diagnóstico médico de disforia de género, en el que la apariencia externa de una persona no se alinea con su estado mental y emocional, y un problema recurrente de drogas.

“Soy transgénero”, dijo Hayes. “Me diagnosticaron a los 16 años con trastorno de identidad sexual. Mi familia nunca lo reconoció y nunca fui tratado”.

Maria Finn, portavoz del Departamento de Correcciones de Pensilvania, dijo que no podía comentar sobre un preso específico, pero comentó que había 222 personas transgénero en instituciones penales estatales.

Finn dijo que el sistema penitenciario estatal no paga las cirugías de afirmación de género, pero gasta $60 mil dólares al año en total y hasta $600 por interno en medicamentos para tratar a quienes tienen disforia de género. Los costos anuales de atención médica promedian $5,582 por recluso, según la vocera.

Además de la terapia hormonal, Hayes habló en el podcast de tratar de obtener “otras cosas” como parte del proceso de transición de género, pero no dio más detalles.

Originalmente Hayes recibió la pena de muerte por la invasión del hogar de Hawke-Petit, junto con un cómplice, Joshua Komisarjevsky, cuya apelación de condena será juzgada por la Corte Suprema de Connecticut.

Ambos fueron condenados a cadena perpetua después de que Connecticut abolió la pena de muerte en 2012, enojando a los partidarios de la pena capital y a los defensores de las víctimas, quienes dijeron que la derogación tenía la intención de ser prospectiva y no aplicable a los reclusos que ya estaban en el corredor de la muerte.

En el ínterin, Hayes se convirtió en judío ortodoxo en la cárcel.

Durante el podcast, expresó su remordimiento por los asesinatos y criticó la apelación de Komisarjevsky.

“No hay defensa para lo que hicimos”, dijo. “No quiero formar parte de este juicio. La familia ya no merece pasar por esto”.

Hayes y Komisarjevsky rastrearon a Hawke-Petit y sus dos hijas desde un supermercado cercano hasta su casa en Cheshire (Connecticut), donde las víctimas fueron retenidas como rehenes, agredidas sexualmente y rociadas con gasolina antes de que su casa fuera incendiada.

Antes de matarlas, Hayes obligó Hawke-Petit a ir a un banco local, donde retiró $15 mil dólares, mientras Komisarjevsky esperaba en la casa de la familia con las dos hijas, de 11 y 17 años.

El único sobreviviente del ataque, el Dr. William Petit Jr., un endocrinólogo que era el esposo y el padre de las víctimas, fue brutalmente golpeado con un bate de béisbol durante la invasión. En 2016 fue elegido miembro de la Cámara de Representantes del estado, por el Partido Republicano.

Hayes habló de haber tenido una recaída de drogas y estar en dificultades financieras en el momento de la invasión de la casa. “No era un monstruo”, afirmó sobre el triple homicidio.