Enfermedad es sinónimo de tristeza, no solamente sufre la persona afectada sino también aquellas que están a su alrededor. Es aún más lamentable cuando el afectado es un menor.

Abby solo tenía 4 años de edad y toda una vida por delante cuando lo más lamentable ocurrió; fue diagnosticada con leucemia. Los médicos informaron a los padres que solo existía un 20% de probabilidad de que la niña sobreviviera, pero esta decidió aferrarse a la vida.

Facebook/PattyFurco

El hospital se convirtió en el segundo hogar de la familia Furco, todos los integrantes apoyaban y aportaban, llenaban a la pequeña de amor y muchos cuidados pues sabían que en cualquier momento podían perderla. En ocasiones los días solían ser tan agotadores pero a pesar de ello decidieron nunca tirar la toalla pues su pequeña valía cada esfuerzo, cada desvelo, todo el cansancio y todas las esperanzas del mundo.

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Por fortuna, después de un largo tiempo de tratamiento, este finalizó y Abby mejoró, pudo volver a la escuela, convivir con sus amigos como cualquier otro niño y llevar una vida más normal. Pero cantar victoria fue muy precipitado pues desafortunadamente el cáncer volvió a aparecer y ahora peor que antes.

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Aby comenzó con dolores muy intensos, ya casi no podía hacer movimientos con su cuerpo ni podía hablar o comer con facilidad. La familia tomó la importante decisión de dejar sus vidas atrás y mudarse a Chicago para estar más cerca del Hospital y que Abby pudiese recibir toda la atención necesaria pues ahora demandaba pasar más tiempo ahí. El trasplante de médula que Abby había recibido tiempo atrás no le fue útil pues su cuerpo lo rechazó, sus riñones comenzaban a colapsarse.

Debido a su situación, los médicos informaron a la familia que a la pequeña solo le quedaban un par de días de vida, así que tomaron la decisión de sacarla de terapia intensiva para que pudiera disfrutar a su familia.

Los padres se preparaban para lo peor, decidieron hablarlo con la familia y esta comenzó a llegar de diferentes partes, para sorpresa de todos, Abby susurró palabras que terminaron dando esperanza: ”Tengo tanto por vivir”.

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Luego de un tiempo, inesperadamente Abby comenzó a reponerse, ya no tenía movilidad en su cuerpo pero volvió a ponerse de pie, aun con dificultades pero lo que podía hacer era un milagro ante los ojos de todos, los médicos no podían explicarse lo sucedido, su cuerpo se había dado por vencido, se había suspendido el tratamiento y lo único que esperaban es que ella cerrara sus ojitos para siempre tal cual lo había dicho el doctor, pero ella se aferró a la vida y decidió ir contra todo diagnóstico.

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Aun los médicos continúan sin entender el caso de Abby pero su recuperación ha sido sorprendente. Ha pasado más de un año y la pequeña se encuentra haciendo su vida como cualquier otro niño y libre de cáncer. Su familia solo pueden llamarlo de una forma: milagro. Sus padres dicen: ¨La vimos morir y regresar a la vida, ahora sólo miramos hacia el futuro¨.

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Abby logró salir adelante de dos fatales diagnósticos, esperamos que tenga una larga vida llena de salud y amor. ¡Eres una guerrera Abby!

COMPARTE la historia de Abby llena de esperanza, recuerda que ni en el peor de los casos debemos rendirnos.

Fuente: newsner