Aunque acabaron extinguiéndose, los dinosaurios llegaron a dominar el mundo. El motivo del éxito evolutivo que permitió prosperar tanto a los animales de este tipo ha estado envuelto de misterio y ha sido objeto de muchos debates.

 

Dinosaurios tan grandes como edificios de cinco pisos nunca habrían sido posibles si sus huesos fueran densos y pesados como los nuestros. Al igual que las aves actuales, los dinosaurios tenían huesos huecos con estructuras internas conocidas como sacos de aire, que hacían sus esqueletos más ligeros y menos densos.

 

Al parecer, estas estructuras eran tan ventajosas que surgieron en al menos tres ocasiones independientes durante la evolución de los dinosaurios y de los pterosaurios (reptiles voladores). Aquí, por tanto, podría radicar una de las claves del éxito de los dinosaurios, o incluso la clave principal.

 

Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado en un estudio reciente el equipo de Tito Aureliano, de la Universidad Estatal de Campinas en Brasil.

 

Unos huesos menos densos y con más aire proporcionaban a dinosaurios y pterosaurios, y siguen proporcionando a las aves, más oxígeno circulante en la sangre, así como más agilidad para cazar, huir y luchar, o incluso para volar. No solo consumían menos energía, sino que también mantenían su cuerpo refrigerado de forma más eficaz.