América Latina, que tiene como principal socio comercial y político a Estados Unidos, mira este miércoles con expectativa e ilusión la llegada al poder de Joe Biden, quien ha prometido avanzar con la región en la solución de viejos problemas como son la migración ilegal y el narcotráfico.

Tan pronto Biden juró al mediodía de este miércoles como el presidente 46 de Estados Unidos, el Gobierno de México, con el que históricamente ha existido una relación de amigos y rivales con la migración como punto de quiebre, auguró que el vínculo estará marcado por el «respeto mutuo» y la «esperanza».

Al respecto, el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, manifestó que coincide con los «planteamientos principales» de Biden sobre la migración, la reactivación económica y el combate a la pandemia de la COVID-19.

 

Sobre el talón de Aquiles que supone la migración, López Obrador defendió que «se deben regularizar» a los millones de mexicanos que viven en Estados Unidos y se mostró convencido de que Biden «va a reafirmarse» en esta postura ya que se comprometió a enviar al Congreso una propuesta de reforma migratoria que incluirá una vía a la ciudadanía para los 11 millones de inmigrantes indocumentados que hay en el país.