Las visitas mañana del presidente de EE.UU., Donald Trump, a las ciudades afectadas por los tiroteos masivos del fin de semana, El Paso y Dayton, han generado sentimientos encontrados entre sus ciudadanos y líderes locales.

Trump viajará primero a Dayton (Ohio), donde un hombre asesinó a nueve personas la madrugada del domingo antes de ser abatido por policías.

La alcaldesa de Dayton, la demócrata Nan Whaley, dijo este martes que sus conciudadanos «deben alzarse y decir que no están contentos de que venga si es que no están contentos».

«Miren, no tengo ni idea de lo que piensa el presidente Trump, ¿de acuerdo? Solo puedo esperar que, como presidente de Estados Unidos, venga aquí porque quiere dar valor a nuestra comunidad y reconoce que eso es lo que nuestra comunidad necesita», añadió.

Pero la visita realmente polémica llegará en la tarde, cuando aterrice en El Paso, donde un ataque dejó 22 asesinados el sábado en un supermercado de esta ciudad fronteriza de Texas.

Las autoridades consideran que el tirador, que fue detenido, es el autor de un manifiesto en el que advierte de una «invasión hispana en Texas» y en general se hace eco del discurso contrario a la inmigración de Trump.

El alcalde de El Paso, el republicano Dee Margo, dijo como Whaley que recibirá a Trump en su condición de autoridad, aunque le invitó a no repetir sus comentarios pasados sobre la ciudad.

Trump mantiene una tensa relación con El Paso desde que en enero aludió a esta ciudad fronteriza con Ciudad Juárez (México) durante su discurso sobre el Estado de la Unión.

El presidente afirmó entonces que, antes de la construcción del muro entre las dos ciudades entre 2008 y 2009, El Paso se consideraba «una de las más peligrosas del país» por sus tasas de violencia «extremadamente altas», una afirmación que se demostró falsa y que generó gran controversia.

Varios dirigentes demócratas han urgido a Trump que no viaje a El Paso al culpar a su discurso sobre la inmigración del ataque.

«Este presidente, que ha ayudado a crear el odio que hizo posible la tragedia del sábado, no debería venir a El Paso. No necesitamos más división. Necesitamos sanar. No tiene cabida aquí», dijo el precandidato demócrata a la Casa Blanca Beto O’Rourke, oriundo de El Paso.

La representante demócrata Verónica Escobar, que representa al distrito de El Paso en el Congreso, también dijo que Trump «no es bienvenido» en la ciudad y rechazó la invitación de la Casa Blanca de participar en la comitiva que encabezará el presidente.

«He declinado la invitación porque rechazo ser un accesorio a su visita. Rechazo unirme sin un diálogo sobre el dolor que sus comentarios y actos racistas y de odio han causado a nuestra comunidad y a nuestro país», dijo en Twitter.

Por su parte, el presidente del Partido Republicano en el condado de El Paso, Adolpho Telles, dijo que los demócratas están utilizando la visita de Trump «en su propio beneficio político».

Pocos detalles se conocen de las visitas de Trump más allá de los que explicó este martes su asesora Kellyanne Conway.

Conway dijo que la agenda del mandatario en Dayton y El Paso será similar a la de visitas anteriores a sitios afectados por desastres naturales o tiroteos, donde se ha reunido con víctimas, policías y unidades de emergencias.

«Ha querido ir allá desde que supo de estas tragedias», dijo a periodistas Conway.