La Posidonia oceanica —una fanerógama marina endémica del Mediterráneo con un importante rol ecológico en el medio marino— forma densas praderas que generan un hábitat de gran valor ecológico (alimentación, refugio, reproducción, etc.) para la biodiversidad marina.

 

Estas praderas de Posidonia oceanica pueden capturar materiales plásticos vertidos al mar y devolverlos a tierra firme. Así lo constata un estudio titulado «Seagrasses provide a novel ecosystem service by trapping marine plastics» y publicado en la revista académica Scientific Reports, cuya primera autora es la profesora Anna Sànchez-Vidal, del Grupo de Investigación en Geociencias Marinas de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona (UB).

 

El trabajo describe por primera vez el papel destacado de la posidonia como filtro y trampa para los plásticos vertidos en la zona costera y es pionero en la descripción de un mecanismo natural para capturar y eliminar estos materiales del medio oceánico. También son autores del estudio los expertos Miquel Canals, William P. de Haan y Marta Veny, del Grupo de Investigación en Geociencias Marinas, y Javier Romero, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB.

 

En el marco del estudio, el equipo analizó la captura y la extracción de plásticos en las extensas praderas de posidonia del litoral de la isla de Mallorca. «Todo indica que los plásticos quedan atrapados en los herbazales de posidonia. En esas praderas, los plásticos son incorporados a unos aglomerados de fibras naturales en forma de bola —las egagrópilas o bolas de Neptuno de la posidonia— que son expulsadas del medio marino durante las tormentas», explica Anna Sànchez-Vidal, que es miembro del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano de la UB. «Según los análisis —continúa la experta— los microplásticos atrapados en las praderas de Posidonia oceanica son mayoritariamente filamentos, fibras y fragmentos de polímeros más densos que el agua de mar, como el polietileno tereftalato (PET)».

 

Esta fanerógama marina tiene una estructura vegetativa formada por un tallo modificado en forma de rizoma de donde salen raíces y hojas. Al caer las hojas, sus bases (vainas) quedan adheridas a los rizomas y les dan un aspecto plumoso. «Como resultado de la erosión mecánica en el medio marino, las vainas enterradas en el fondo van liberando progresivamente unas fibras lignocelulósicas que se van agregando y entrelazando poco a poco, hasta formar unos aglomerados en forma de bola conocidos como egagrópilas», explica el catedrático Javier Romero, del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB.