Nuevamente, las aguas del río Ozama han sido arropadas por la planta conocida como lilaque de acuerdo con expertos, representa un alto grado de contaminación.

En un recorrido realizado por reporteros de El Nuevo Diario se pudo observar cómo estas plantas han sepultado las aguas del afluente, haciéndolo aparentar un verdoso potrero de ganados.

Encima de la vegetación, también se percibe un cúmulo de residuos plásticos, material que puede tardar hasta 1000 años en degradarse, tiempo en el cual puede provocar múltiples daños en los ecosistemas.

La situación se repite pese a que el 10 del presente mes la Alcaldía del Distrito Nacional (ADN) realizó un amplio operativo en esa zona, donde con una  retroexcavadora sacó las lilas y basura, la mayoría plásticos, que se encontraban allí y a que el pasado 15 de agosto se puso en marcha el Interceptor 004, con el objetivo de devolverle su esplendor al río Ozama.

La lila es una planta que vive en aguas estancadas y contaminadas. Su reproducción se debe a la eutrofización, que es la acumulación de residuos orgánicos que ha eliminado el oxígeno del agua, lo que provoca que esta se pueda multiplicar rápidamente y más si en el área hay ausencia de vida acuática ya que las especies de agua dulce se alimentan de esta planta.

Otras acciones en pro del Ozama

Además del Interceptor 004, una alianza público privada entre el Ministerio de la Presidencia, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y The Ocean Cleanup, e impulsada por la Embajada del Reino de los Países Bajos, en el pasado reciente había surgido otra iniciativa similar con el fin de mantener limpias las aguas del Ozama.

Tal fue el caso de la Fundación Tropigás, encabezada por su presidente José Carlos Martí, quien en julio del 2018 lanzó un gran proyecto “Barcos Recolectores Ribera Verde”, enfocado en disminuir la cantidad de desechos sólidos y lilas que contaminan los ríos Ozama e Isabela.

En esa ocasión el señor Martí pidió a otras empresas emular su acción con la finalidad de proteger este gran pulmón de la naturaleza en el Gran Santo Domingo.