Las excavaciones realizadas en la Cova Gran de Santa Linya (Les Avellanes i Santa Linya, La Noguera, Lleida) (Catalunya, España) durante la campaña de este año se han centrado en dos áreas arqueológicas con ocupaciones muy diferenciadas. Por un lado, se han continuado excavando varias ocupaciones atribuidas al final del Paleolítico Medio -45.000-50.000 años aproximadamente- confirmando que el Homo neanderthalensis frecuentó intensamente este paraje. Por otro, adyacente a esta zona, se ha excavado un nuevo sector con varios niveles, con un registro material que identifica el periodo cultural llamado Aziliense, desconocido hasta ahora en la Cova Gran y que pone de manifiesto la presencia del Homo sapiens hace 15.000 años.

 

Los investigadores del Centro de Estudios del Patrimonio Arqueológico (CEPARQ-UAB) destacan el interés de esta nueva fase de trabajos que han iniciado. El Aziliense, a pesar de ser bastante desconocido dentro de la historia de la presencia humana del sur de los Pirineos, se corresponde con un periodo de mejora climática a escala global, la ocilación Bolling/Allerod, que pone fin a la Edad de Hielo. Este fenómeno, asociado con importantes mutaciones en los ecosistemas terrestres, afecta a la composición de plantas y de animales. “La recomposición ambiental supone también un reto para la forma de vida de los cazadores-recolectores que habitaron los valles exteriores, y también interiores, de la vertiente sur de los Pirineos. De hecho, en el yacimiento de Balma Guilanyà, en el Prepirineo de Solsona, recientemente hemos secuenciado el genoma de un individuo más reciente, pero en la misma línea cultural que los ocupantes de Cova Gran”, explican los investigadores.

 

El periodo cultural aziliense, definido a finales del siglo XIX en el importante yacimiento de Mas de Azil en la Ariège (Francia), se caracteriza por una serie de artefactos, como raspadores microlíticos y micropuntas, que configuran enseres compuestos. La característica esencial de los enseres azilienses es la reducción de la medida, haciéndolas más ligeras y facilitando su transporte en largas distancias para abatir animales, como ciervos y cabras de montaña.