La cifra de fallecidos por el sismo de magnitud 7.2 en Haití se disparó ayer domingo a 1,297, con al menos 5,700 personas heridas y cientos de hogares destruidos.

Los datos actualizados de la Oficina de Protección Civil siguen a un recuento anterior de 304 muertos. El director de la oficina, Jerry Chandler, dijo que los rescatistas continúan buscando sobrevivientes bajo los escombros.

La gente en la nación caribeña se apresuró a salir a las calles y buscar un sitio seguro, y luego ayudó a rescatar a aquellos que quedaron atrapados entre los escombros de casas, hoteles y otras estructuras que colapsaron.

El sismo del sábado azotó la parte suroeste de la nación más pobre del continente, prácticamente borrando algunas localidades y provocando aludes que afectaron las labores de rescate en dos de las comunidades más afectadas. El desastre agravó la que ya era una situación difícil para los haitianos, quienes ya lidiaban con la pandemia de coronavirus, el asesinato del presidente y una ola de violencia de pandillas.

Daños generalizados

El epicentro del sismo se registró a unos 125 kilómetros (78 millas) al oeste de la capital Puerto Príncipe, informó el Servicio Geológico de Estados Unidos. Los daños generalizados podrían ser peores en días, cuando se tiene previsto que la tormenta tropical Grace llegue a Haití el lunes por la noche o el martes temprano.

Hubo réplicas todo el sábado y durante la noche, cuando muchas personas que se quedaron sin hogar o que temían que sus viviendas dañadas colapsaran sobre ellos se quedaron en las calles a dormir, si los nervios se los permitieron. 

En la localidad costera de Les Cayes, algunos dieron gracias a Dios por haber sobrevivido al sismo, y muchos fueron el domingo a la catedral de la ciudad, que parecía no tener afectaciones aunque la residencia del sacerdote quedó destrozada.

“Ahora sólo tenemos a Jesús”, dijo Johanne Dorcely, de 58 años, cuya casa quedó reducida a escombros. “Si no fuera por Jesús, no podría estar aquí hoy”.

El primer ministro Ariel Henry dijo que estaba enviando ayuda a las zonas donde las localidades quedaron destrozadas y los hospitales se veían superados por el número de pacientes que llegaban. Un exsenador rentó un avión privado para trasladar a los heridos de Les Cayes a Puerto Príncipe para que reciban asistencia médica.