Hace más de cien años, se descubrió cómo extraer gas hidrógeno del agua. El hidrógeno es una fuente de energía limpia muy deseada que ha sido apodada «el combustible del futuro». A pesar de aquel avance, el hidrógeno no se ha impuesto como fuente de combustible dominante. No se encontraron métodos rentables de descomponer el agua en hidrógeno y oxígeno. Debido a ello, el proceso de transformación más conocido, la electrólisis, ha venido careciendo de utilidad práctica para su uso comercial a gran escala. La energía solar ha proyectado un rayo de esperanza al respecto, pero todavía falta terreno por recorrer en esa línea de investigación y desarrollo.

 

Ahora, el equipo de Navid Attarzadeh y Ramana Chintalapalle, ambos del Centro de Investigación de Materiales Avanzados, adscrito a la Universidad de Texas en El Paso, Estados Unidos, ha ideado un material de bajo coste a base de níquel para ayudar a descomponer el agua de forma más barata y eficiente. La inspiración para el diseño fue un cactus del desierto.

 

La electrólisis es el proceso de dividir el agua en sus dos componentes mediante electricidad y un catalizador, un material que acelera una reacción química. Las técnicas actuales para descomponer el agua mediante electricidad dependen en gran medida del platino como catalizador, algo comercialmente inviable dado lo caro que es este metal.

 

Se necesita un catalizador que sea lo bastante viable económicamente como para que todas las naciones puedan usarlo para extraer hidrógeno y usar este como fuente de energía limpia.

 

Attarzadeh y sus colegas comenzaron a trabajar en posibles modos de usar al níquel como sustituto catalítico del platino, dado que es mil veces más barato que este. El níquel tiene propiedades prometedoras, pero tal cual es demasiado ineficiente como para usarlo de catalizador en la extracción de hidrógeno.