Un grupo de expertos de la ONU en derechos humanos manifestó recientemente su profunda decepción por la reciente decisión adoptada por Japón por la que pretende verter en el océano agua tratada procedente de la destruida central nuclear de Fukushima. Los especialistas afirman que el vertido podría afectar a millones de seres y a los medios de vida en la región del Pacífico.

Los tres relatores de la ONU afirman que los peligros radiactivos de la operación se han subestimado y podrían suponer un riesgo para los seres humanos y el medio ambiente durante más de 100 años.

«El vertido de un millón de toneladas de agua contaminada en el mar supone un riesgo considerable para el pleno disfrute de los derechos humanos de las poblaciones afectadas dentro y fuera de las fronteras de Japón», dijeron los expertos independientes nombrados por el Consejo de Derechos Humanos.

Los expertos son: Marcos A. Orellana, relator especial sobre agentes tóxicos y derechos humanos; Michael Fakhri, relator especial sobre el derecho a la alimentación; y David Boyd, relator especial sobre derechos humanos y medio ambiente.

Los tres relatores especiales de la ONU trasladaron su preocupación al Gobierno japonés debido a las posibles amenazas para la salud humana y el medio ambiente que podrían derivarse del vertido de agua radiactiva en el océano Pacífico. Sin embargo, las respuestas del Gobierno Japonés sugieren que el agua tratada y almacenada en los tanques no está contaminada.

«La decisión del Gobierno es muy preocupante, dadas las advertencias sobre el efecto de tal vertido en la vida de tantas personas y en el medio ambiente en general. Llega tras años de debates y preocupaciones planteadas por las comunidades locales, en particular la comunidad pesquera, que ya se vio gravemente afectada por el desastre de 2011, las ONG medioambientales, los países vecinos y la sociedad civil. La decisión es especialmente decepcionante, ya que los expertos creen que existen soluciones alternativas al problema».