En el momento de diagnosticar la enfermedad celíaca entre los adultos, es común encontrar deficiencias nutricionales, tales como de vitamina B12, vitamina D, folato, hierro, zinc y cobre. El estudio realizado por investigadores de Mayo Clinic dice que hay que reaccionar ante esas deficiencias en ese mismo momento.

El estudio retrospectivo de 309 adultos recién diagnosticados con enfermedad celíaca en Mayo Clinic, entre el 2000 y el 2014, también descubrió que las características generalmente relacionadas con la celiaquía de poco peso corporal y pérdida de peso eran menos comunes. De hecho, solamente el 25.2 por ciento de los pacientes había perdido peso y el promedio del índice de masa corporal estaba dentro de la categoría de exceso de peso.

 

«Fue un tanto sorprendente ver la frecuencia con la que este grupo de pacientes recién diagnosticados presentaba deficiencias nutricionales, dado que tenían pocos síntomas de mala absorción», comenta el Dr. Adam Bledsoe, fellow de gastroenterología de la sede de Mayo Clinic en Rochester.

 

La enfermedad celíaca es una reacción inmunitaria al consumo de gluten, que es una proteína presente en el trigo, la cebada y el centeno. La ingesta de gluten provoca una respuesta inmunitaria en el intestino delgado y, a medida que transcurre el tiempo, esa reacción va dañando el revestimiento del intestino e impide la absorción de algunos nutrientes, lo que lleva a la presencia de diarrea, cansancio, anemia, pérdida de peso y otras complicaciones.

 

Según los últimos datos, la prevalencia de la enfermedad celíaca en Estados Unidos es de 1 en 141 personas, prevalencia que ha aumentado en los últimos 50 años.

 

«El estudio plantea que la presentación de la enfermedad celíaca ha cambiado de la típica pérdida de peso, anemia y diarrea, pues ahora son cada vez más los pacientes diagnosticados que no presentan esos síntomas clásicos. No obstante, lo que todavía es común entre los adultos son las deficiencias nutricionales y hay que valorarlas», señala el Dr. Bledsoe, autor principal del estudio. En esa valoración, hay que incluir a la vitamina D, al hierro, al ácido fólico, a la vitamina B12, al zinc y al cobre.

 

El estudio dice que lo que se observó con mayor frecuencia en el momento del diagnóstico fue una deficiencia de zinc, pues el 59.4 por ciento de los pacientes la tenía. Otras deficiencias encontradas fueron de hierro, de vitamina D, de cobre, de vitamina B12 y de folato.

 

Estas deficiencias nutricionales posiblemente tengan ramificaciones médicas, pero en este estudio retrospectivo, todavía quedan por conocer las implicaciones clínicas. «Es necesario realizar más estudios para definir mejor las implicaciones de las deficiencias, las estrategias óptimas para reemplazarlas y el seguimiento de los pacientes», añade el Dr. Bledsoe. (Fuente: Mayo Clinic)