La prueba inequívoca más antigua de caminar sobre dos piernas en el linaje humano son las huellas de pisadas descubiertas en Laetoli (Tanzania) en 1978 por la paleontóloga Mary Leakey y su equipo. Las pisadas bípedas datan de hace 3,7 millones de años.

 

Durante unas excavaciones en 1976, se sacó a la luz un intrigante conjunto de huellas en el cercano yacimiento paleontológico A de Laetoli. Pese al interés inicial que dichas pisadas despertaron, se descartó que fueran hechas por un hominino bípedo y se atribuyeron a un oso.

 

«Dada la creciente evidencia de diversidad locomotora y de especies en el registro fósil de los homininos en los últimos 30 años, esas inusuales huellas merecían otro vistazo», explica Ellison McNutt, de la Universidad de Ohio en Estados Unidos y antes en el Dartmouth College del mismo país, coautora de una investigación reciente sobre esas pisadas. Ella es experta en biomecánica de la locomoción bípeda de los primeros humanos y en el nuevo estudio se valió de la anatomía comparada, incluida la de los osos, para analizar cómo exactamente la presión del hueso del talón actúa contra el suelo.

 

El minucioso análisis comparativo revela que las huellas del yacimiento A de Laetoli fueron hechas por una especie de humano primitivo, concretamente un hominino bípedo.

 

Este hallazgo proporciona pruebas concluyentes de que en ese lugar coexistieron diferentes especies de homininos que caminaban de forma bípeda pero cuyos pies anatómicamente diferían bastante entre especies.