A lo largo de la larga historia de la Tierra, las supererupciones volcánicas han sido algunos de los eventos más extremos que han afectado a la superficie de nuestro planeta. Sorprendentemente, a pesar de que estas explosiones expulsan enormes volúmenes de material, al menos 1.000 veces más que la erupción del Monte Santa Helena en 1980, y tienen el potencial de alterar el clima del planeta, han sido documentadas relativamente pocas en el registro geológico.

 

Ahora, en un estudio publicado en la revista Geology, los investigadores han anunciado el descubrimiento de dos supererupciones recientemente identificadas asociadas con el punto caliente de Yellowstone, incluyendo lo que ellos creen que fue el evento más grande y catastrófico de dicha provincia volcánica. Los resultados indican que el punto caliente, que hoy alimenta los famosos géiseres, lodazales y fumarolas del Parque Nacional de Yellowstone, podría estar disminuyendo su intensidad.

 

El equipo utilizó una combinación de técnicas, incluyendo química, datos magnéticos y datación radioisotópica, para correlacionar los depósitos volcánicos dispersos a lo largo de decenas de miles de kilómetros cuadrados. «Descubrimos que los depósitos que antes se creía que pertenecían a múltiples y pequeñas erupciones eran en realidad láminas colosales de material volcánico de dos supererupciones previamente desconocidas hace unos 9,0 y 8,7 millones de años», dice Thomas Knott, vulcanólogo de la Universidad de Leicester y autor principal del documento.

 

«La más joven de las dos, la supererupción de Grey’s Landing, es ahora el mayor evento registrado de toda la provincia volcánica de Snake-River-Yellowstone», dice Knott. «Es una de las cinco mayores erupciones de todos los tiempos».