Thanatosdrakon amaru es el nombre de la nueva especie de reptil volador descubierta por un grupo de científicos en afloramientos ubicados en el sur de la provincia de Mendoza, en Argentina. El sitio específico donde se han encontrado los restos fósiles está en un yacimiento paleontológico próximo al Río Colorado, en rocas de fines del período Cretácico. La antigüedad de los restos hallados se estima en 86 millones de años.

 

Los restos, que, según los especialistas, están excepcionalmente bien preservados, pertenecen al esqueleto axial y al esqueleto apendicular de dos ejemplares. Un espécimen de mayor tamaño con una envergadura de aproximadamente nueve metros y otro de menor dimensión, cuya envergadura es de casi siete metros.

 

El descubrimiento es producto del trabajo realizado por Leonardo Ortiz David, becario posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina en el Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas (ICB), para su tesis doctoral, dirigida por Bernardo González Riga, investigador independiente del CONICET en el mismo instituto y Alexander Kellner, director del Museo Nacional de Río de Janeiro, Brasil.

 

“Los pterosaurios son reptiles que surgen en el Triásico Tardío y se extinguen a fines del Cretácico. Representan los primeros vertebrados en adquirir la capacidad de volar activamente. Son parientes cercanos de los dinosaurios, de hecho, ambos forman un gran grupo denominado Ornithodira; sin embargo, son muchas las características que permiten diferenciarlos, ya que todos los pterosaurios presentan un esqueleto adaptado al vuelo, con características singulares como: huesos muy neumatizados, elementos vertebrales y miembros muy modificados, con huesos de la muñeca, metacarpos, falanges alares, pelvis, entre otros, completamente únicos”, explica Ortiz David, quien coordinó las tareas de excavación y extracción de los restos fósiles.