A los bulbos de tulipanes holandeses del siglo XVII y las acciones de Wall Street de 1929 puede que haya que sumarles dentro de poco los cachorritos de 2020. La demanda de mascotas se ha disparado con la covid-19, lo que ha doblado el precio medio de un perro en Reino Unido hasta unos 2.100 euros. La inundación del mercado por parte de los criadores a medida que los malos tiempos económicos van haciendo mella, tiene todos los ingredientes para provocar una crisis canina.

A diferencia de los oportunistas financieros, los nuevos propietarios de canes, presumiblemente, tienen la intención de quedarse con sus compañeros en vez de vendérselos a un comprador más crédulo con un beneficio rápido. Y las mascotas tienen un valor real, y no puramente especulativo. El 75% de los estadounidenses, por ejemplo, creen que sus amigos peludos les ayudan a soportar el estrés de los confinamientos, según la Asociación Estadounidense de Productos para Mascotas. Eso significa que el boom actual no encaja exactamente en la definición estricta de una burbuja financiera.

Aun así, la diferencia entre la oferta y la demanda demuestra claramente un desequilibrio. En el punto álgido del confinamiento en mayo, por cada cachorro de cavapoo anunciado en el sitio web británico Pets4Homes había casi 1.900 compradores intentando comprarlo, porque las familias se lanzaban en tropel a adquirir esta raza popular, un cruce entre un caniche y un cavalier king charles spaniel. Las organizaciones benéficas para animales dicen que la cría y el contrabando de cachorros están aumentando.

La dinámica de la producción de mascotas y la precariedad de la demanda indica que existen posibilidades de que se produzca un fuerte estallido. Un bulldog inglés cuesta ahora unos 3.300 euros, un 50% más que el salario neto medio mensual británico. Eso representa un desembolso más razonable de 275 euros al año al amortizarlo a lo largo de su esperanza de vida de 12 años. Pero los gastos de explotación, como la comida y el seguro, serán más caros si el virus provoca consecuencias económicas a largo plazo. Y los teletrabajadores que vuelvan a las oficinas posiblemente tengan que tener en cuenta los gastos de los cuidados para perros.

Y luego está la oferta. Al igual que los magnates del oro en lingotes se prepararon para excavar nuevas galerías cuando la onza de oro alcanzó los 2.000 dólares en agosto, es posible que algunos criadores estén buscando dinero fácil. Sin embargo, el intervalo de tiempo entre la concepción y la recogida les pone en un brete si los compradores cambian de opinión.

Hasta ahora, el boom este año ha sido básicamente positivo, entre otros para Battersea Dogs Home, un albergue con sede en Londres que gestiona menos abandonos, y Zoetis, un gigante de la salud animal valorado en 79.000 millones de dólares cuyas acciones alcanzaron un récord en noviembre.

Sin embargo, una crisis de los cachorritos hará que la maldición de los especuladores se cobre nuevas víctimas.