Se ha identificado al penacho volcánico que más altitud alcanzó, de entre todos aquellos cuya altitud ha sido posible medir o calcular.
Utilizando imágenes captadas por satélites, el equipo de Simon Proud, de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, ha confirmado que la erupción desencadenada en enero de 2022 en un volcán submarino del Pacífico Sur, con parte de su estructura fuera del agua en forma de dos pequeñas islas deshabitadas, y ahora conocido como Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, produjo el penacho más alto registrado hasta ahora. La colosal erupción es también la primera en la que se ha observado directamente la irrupción del material ascendente en la capa de la atmósfera conocida como mesosfera.
Normalmente, la altura de un penacho volcánico puede estimarse midiendo la temperatura registrada en la parte superior por satélites que observan en la banda infrarroja y comparándola con un perfil de temperatura vertical de referencia. Esto se debe a que en la troposfera (la primera y más baja capa de la atmósfera terrestre), la temperatura disminuye con la altura. Pero si la erupción es tan grande que el penacho penetra en la siguiente capa de la atmósfera (la estratosfera), este método se vuelve ambiguo porque en la estratosfera la temperatura empieza a aumentar de nuevo con la altura (debido a que la capa de ozono absorbe la radiación ultravioleta solar).
Para superar este problema, los investigadores utilizaron un método novedoso basado en el fenómeno conocido como «efecto de paralaje». Se trata de la diferencia aparente en la posición de un objeto cuando se ve desde varias perspectivas visuales. Puede comprobarlo usted cerrando el ojo derecho y extendiendo una mano con el pulgar hacia arriba. Verá el pulgar en un posición concreta. Si a continuación cierra el ojo izquierdo al tiempo que abre el derecho, el pulgar parecerá desplazarse ligeramente respecto al fondo. Midiendo este cambio aparente de posición y combinándolo con la distancia conocida entre los ojos, se puede calcular la distancia al pulgar.