Un equipo de investigadores liderado por el Área de Prehistoria de la Universidad del País Vasco (España) acaba de publicar, en la revista Journal of Archaeological Science Reports, un artículo dedicado a la funcionalidad de uno de los útiles más característicos y enigmáticos del periodo Gravetiense, el denominado ‘buril de Noailles’.

 

El artículo propone para dichos buriles un uso principalmente para perforar la piel o una materia orgánica perecedera blanda similar, siendo así los antecesores de las agujas.

 

La muestra analizada proviene de las recientes excavaciones realizadas por el arqueólogo Christian Normand en la cueva vasco-francesa de Isturitz, que alberga uno de los yacimientos más importantes de ese periodo de todo el continente europeo.

 

El trabajo presenta los resultados logrados en el análisis tecnológico, tipométrico, morfotipológico y, principalmente, funcional (apoyado por un programa experimental) de la colección de buriles de Noailles del nivel IV de la cueva de Isturitz. Este es uno de los pocos estudios sobre esta temática publicados hasta la fecha, lo que contrasta con la importancia y el número en el que suelen aparecer ese tipo de utensilios, del orden de miles en yacimientos como Isturitz.

 

El buril de Noailles es un utensilio de reducido tamaño (frecuentemente, inferior a los 3 cm de longitud y los 2 cm de anchura) fabricado, en la mayoría de los casos, sobre una pequeña lámina de sílex. A ésta se le aplica un retoque abrupto cóncavo en el borde distal, generando una pequeña plataforma. llamada truncadura. a partir de la cual se elimina uno de los bordes laterales de la lámina; esto origina un extremo apuntado, que sería la parte funcional del útil.